Aldo Mariátegui,Ensayos impopulares
amariategui@peru21.com
Veamos si la separación de cuerpos entre Ollanta y la izquierda ya es total o si Huamán aún controlará sus huestes por aquello de todavía anhelar una posible reconciliación (no olvidemos que la CGTP llegó a controlar, como no lo hacía desde Velasco, el Ministerio de Trabajo a comienzos de este régimen). Por el grado de violencia callejera se podrá medir la profundidad de la ruptura entre el oficialismo y la izquierda. Y estas peleas suelen ocurrir. Ya se vio incluso entre Evo y la COB o entre Cristina K y el sindicalismo peronista.
Uno no puede menos que contemplar con envidia las recientes primarias electorales chilenas, donde los dos principales bloques han elegido a sus candidatos presidenciales (Bachelet y Longueira, respectivamente) con el voto voluntario de millones de simpatizantes. Esa sí es una muestra de un sistema político muy institucionalizado, a años luz del nuestro y de la mayoría de Latinoamérica (solo Costa Rica y Uruguay tienen democracias igual de institucionalizadas). La izquierda local ha anunciado que va a organizar una elección similar, pero eso suena a promesa a lo Villarán…
Los resultados muestran una gran polarización, tipo la yanqui de estos días. Bachelet se ha puesto rojita, con un plan de convocar a una nueva constituyente, subir los impuestos a la renta y crear una AFP estatal, mientras el brillante Longueira se asemeja a un republicano gringo. No creo, como sostienen algunos, que Bachelet la tenga fácil: Longueira es muy, muy hábil.
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