¿Se imaginan si Ollanta Humala hubiera ganado las elecciones de 2006, en plena fiebre sudamericana chavista y con esos precios entonces altísimos de nuestros metales de exportación? El entonces aún más velasquistoide Ollanta hubiera tenido una caja descomunal para practicar el populismo, entre el petróleo subsidiado que le hubiera enviado Hugo Chávez y los impresionantes ingresos fiscales generados en aquel entonces por la minería. Y los constructores lulistas brasileños se hubieran forrado aún más.
Le hubiera convenido mucho más ganar ese año que en 2011. Si bien gran parte del rojerío por aquel entonces era muy crítico de Humala con sus minúsculos candidatos presidenciales JDC (0.4%) y Villarán (0.5%), seguramente después todos estos rojos se hubieran subido a su coche, como vergonzosamente lo hicieron en 2011. En cambio, la entonces secretaria nadinista Verónika Mendoza hubiera sido ministra de la Mujer. Ollanta hubiera tenido harta plata para regalar vía parasitarios “programas sociales” y para hacer muchos más de esos “elefantes blancos” que tanto le encantan al pueblo peruano, como Talara, Panamericanos, Interoceánica o Gasoducto del Sur, así que posiblemente hubiera sido muy popular y se hubiera quedado hasta ahora en el poder, tipo Evo, Correa o Chávez, o alternando la silla con Nadine (tipo Kirchner). Y estaríamos viviendo una crisis económica y una situación política a la venezolana. Humala ganó la primera vuelta con el 31% y se quedó por poco en la segunda, con el 47% frente al 53% de Alan (que jamás debió regresar al poder tras el “Aprocalipsis” 85-90). ¡Qué “país”, votar por un mediocre chavista rojimio y resucitar a Alan tras ese catastrófico gobierno! ¡Se merecen todo lo que les pasa por XXXX!
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.