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"El golpe del 5 de abril fue una estupidez"

“Yo encuentro que el golpe (del 5 de abril, hace 22 años), si uno es honrado, no ha debido ocurrir. En segundo lugar, si uno es cínico, fue una estupidez, porque ya se estaba consiguiendo lo económico y la victoria contra Sendero”.

(Juan José Garrido)
(Juan José Garrido)

Hernando de Soto,Economista
Autor: JUAN JOSÉ GARRIDO
director@peru21.com

Hernando de Soto reflexiona sobre el autogolpe del 5 de abril y lo califica como una estupidez que no tiene excusas.

Hernando, en tu opinión, ¿cuál era el ambiente previo al 5 de abril?
De éxito. El Perú ya veía los resultados positivos del cambio de políticas económicas. Una prueba de ello fue el apoyo entusiasta del sector empresarial que luego se volteó. Era ‘vargasllosista’. En la guerra contra Sendero Luminoso, ya en el 90 o el 91, se sabía que estaban siendo derrotados y que la venida a Lima era un manotazo de ahogado. Eran momentos de optimismo comparado a lo que había dos años atrás. Mi percepción era que él iba ganando cada vez más gente. Todo el mundo estaba diciendo “las cosas están funcionando”.

¿Cuál era tu relación con Fujimori antes del golpe de 5 abril?
Yo había renunciado en enero de 1992. Renuncié porque los dirigentes del programa de coca alternativa habían sido asesinados y él no quería investigar eso, y comenzó a parar parte de la reforma que estábamos haciendo. Él se había comprometido desde febrero del 91 diciendo: “yo voy a democratizar las decisiones del gobierno”: referéndum, transparencia, sistemas de participación, muchos sistemas inspirados en Suiza. Después, ya no me sentía tan vinculado como antes porque el vínculo era la idea de crear un país; no solo una buena economía sino un sistema político moderno.

Claro, no era necesario solo un cambio de modelo económico sino también de las instituciones políticas.
Absolutamente, porque sin las instituciones políticas nosotros no veíamos cómo el modelo en su conjunto se mantendría en el tiempo.

¿Dónde estabas el 5 de abril?
En México. Estaba en el hotel y me llaman y me dicen “mira la televisión, esto está pasando”, y comenzamos a reunirnos entre peruanos para ver qué pasaba.

¿Cuál fue tu primera reacción?
¡Está loco! ¿Cómo hacía eso? No se daba cuenta de las consecuencias de lo que estaba haciendo, que era todo lo opuesto a lo que nos había unido. La idea era abrirse ante la sociedad y hacer todo lo opuesto. Fue un “o ellos se imponen o soy yo quien me impongo”.

¿Cómo calificaste el acto?
La primera cosa que hicimos fue sacar sendos comunicados, a nombre del ILD. Yo tenía en mi cabeza: “EE.UU. es un país democrático; por otro lado es un país que tiene instituciones, y tiene distintos intereses”. Me acuerdo haber pensado: ¿Qué hizo EE.UU. la última vez que quizo parar un golpe de estado? Con Haití: hacer un embargo. Miren lo que pasó ahí, miren lo que le pasó a Panamá, miren lo que ocurre cuando uno hace un golpe de estado… y le estabas ganando la guerra a Sendero.

¿Para ti no había duda de que era un golpe de estado?
Para mí era la anulación de uno de los poderes; es decir, uno no puede tomar el Poder Judicial, Legislativo o Ejecutivo, silenciar uno de los poderes.

¿Cuál fue tu primer contacto con Fujimori después del 5 de abril?
Carlos Boloña había ido a los EE.UU. muy preocupado y sabía que esto no podía seguir adelante y me dijo: “Mira, la vez que parecía que Fujimori se caía, tú habías sacado una estrategia para que él entre con el pie en alto haciendo las reformas. ¿Qué piensas que se puede hacer ahora?”. Yo por supuesto había pensado qué se podía hacer, hasta dónde se podía llegar y había llegado a la conclusión de que los EE.UU., esta vez, se lo perdonaría; él se iba a dar cuenta en algún momento, y se lo iban a decir dos personas: Augusto Blacker Miller y Carlos Boloña. Yo le doy mi plan a Carlos, quien estaba evidentemente preocupado por la situación; me llama y me dice que al presidente le había gustado el plan, si podía ir a conversar y de allí ya se va cuajando el plan, va pensando qué se puede hacer….

¿Cuáles eran básicamente los pilares de ese plan?
Mi juicio era que Fujimori no iba a regresar jamás, no importara cuánto lo presionaran; yo sabía que regresar era una de las soluciones, porque tengo varios comunicados diciéndole que regresemos al 4 de abril. Públicamente yo digo “regrese al 4 de abril” y si no puede, entonces la solución era democracia, pero una democracia hacia adelante; que se comprometiera a realizar elecciones con listas abiertas, distritos electorales múltiples, que los peruanos tuvieran mucha más voz en lo que está pasando.

¿Cuáles crees que fueron los motivos verdaderos detrás del 5 de abril?
Es adivinanza… no hay una razón clara, pero hay una razón difusa. Sendero no era el problema, por las cosas que dije en el artículo reciente. Uno se pregunta qué otra cosa habrá en su corazoncito; yo supongo que él vino con un equipo que no representaba las cosas que él quería hacer. Entonces, ha podido ser eso, pero no creo que su intención inicial haya sido gobernar con Parlamento.

¿Cuál es tu balance del 5 de abril?
Yo creo que fue una estupidez. La primera cosa es que moralmente uno tiene que decidir cómo se hacen las cosas, entonces moralmente no había forma de excusarlo, porque el Perú ya tenía una tradición; la segunda cosa es si uno se vuelve cínico, a veces hay que hacer cosas que están reñidas con la moral… para mí fue una estupidez.

Para muchos sin el golpe del 5 de abril no se podía reformar la Constitución de 1979 y cimentar el modelo económico…
Hay una cosa: todo en el Perú es posible, y era posible antes del 79 y después del 79 y había todas las posibilidades de hacer todas las cosas. Para un hombre impaciente una cosa era más rápida, pero hasta el día de hoy, debe estar arrepintiéndose.

¿Cuáles son las lecciones?
Depende de quién eres: Fujimori debe arrepentirse mucho. Creo que hay una buena lección para el país, y es que a la larga es un golpe que se ha castigado y que va a ser difícil hacer algo similar sin pensar que se va a castigar hasta este momento.

De hecho el referéndum de la Constitución salió favorable, pero por un margen muy pequeño; no todos los peruanos estuvieron de acuerdo.
No todos, ahora te hago una pregunta. ¿Qué cantidad de peruanos ha leído la Constitución? Es demagógico. En esos momentos la sensación de los peruanos era, pucha, ha hecho un golpe, hace lo que le da la gana y tiene esta popularidad. Entonces, es una especie de mensaje que le mandó el pueblo; yo creo que eso es la parte buena del golpe. Desde el punto de vista de una persona honrada, el golpe no debió ocurrir. Y si uno es un cínico, fue una estupidez, porque ya se estaba consiguiendo lo económico y la victoria contra Sendero.

Mario Vargas Llosa ha criticado mucho a los empresarios y a los liberales en los 90 que, por mantener las reformas liberales en el plano económico, aceptaron durante casi un decenio una dictadura. ¿Es una crítica válida, no?
Yo diría lo siguiente. Primero, fue un golpe de estado que yo no acepté, que el ILD no aceptó. Segundo: tú y yo en este momento estamos conversando amparados por la Constitución de 1993. Lo que yo creo que vale en la crítica es que todos sus financistas, muy buena parte de sus allegados, entró y aprobó absolutamente el golpe, ya sea explícita o implícitamente, y después fue una dictadura.

AUTOFICHA

■ Hernando de Soto es el presidente del Instituto Libertad y Democracia (ILD), institución considerada por el semanario The Economist como uno de los dos centros de investigación más importantes del mundo.

■ La revista Time lo escogió, en 1999, entre los cinco principales innovadores de América Latina y durante 2004 lo consideró entre las 100 personas más influyentes del planeta.

■ Fue asesor de Alan García a finales de su gobierno, en 1989, y luego apoyó al candidato Mario Vargas Llosa. Sin embargo, con el triunfo de Alberto Fujimori participó asesorando al régimen hasta 1992.


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