Futuro seguro

Guido Lombardi,Opina.21
Si los gobiernos se comportaran con la sabiduría con la que se comportan las familias para salir adelante, tal vez nuestro crecimiento económico sería más sostenible.

¿Qué hace un padre de familia que quiere darles un mejor futuro a sus hijos? Normalmente, les da la mejor educación al alcance de sus posibilidades. El mismo esfuerzo que despliega un próspero empresario para pagarle un posgrado al hijo que estudia medicina, es el que empuja a una madre quechuahablante analfabeta a mudarse a la ciudad para que sus niños aprendan a leer y escribir.

Préstamos, deudas, mudanzas, todo vale para que a ese hermano le vaya mejor y ayude a los demás. Las familias no perciben ese desembolso como un gasto, siempre lo han entendido como una inversión.

Ayer, por primera vez en muchos años, el Mensaje Presidencial de 28 de Julio tuvo como protagonista a la educación. A diferencia del discurso de 2013, el presidente Ollanta Humala le dedicó el triple de palabras (1,311 versus 373 del año anterior), el triple de tiempo y el triple de interés al tema.

Por primera vez, desde que se planteó en el Acuerdo Nacional, el presupuesto se incrementó en 0.5 puntos porcentuales para el 2015. Por primera vez escuchamos que el Estado tendrá 4 mil 500 millones de soles más para pagar maestros, contratarlos, capacitarlos, construir y remodelar colegios y otorgar becas a los alumnos más destacados.

¿Será eficiente la inversión? ¿Se hará con transparencia? Son preguntas que aún no tienen una respuesta clara.

La presencia del ministro Jaime Saavedra en ese sector parece una garantía de eficiencia y dinamismo en la gestión de una tarea titánica. En todo caso, el Estado ya empezó a comportarse como un padre responsable que invierte en el futuro de sus hijos. En ese futuro que no se pierde aunque caigan los precios de los metales, venga un Niño o nos amenace una crisis económica internacional.