Muchos jóvenes que están a punto de terminar el colegio suelen recibir esta pregunta: “¿te gustan las letras o los números?”. Si la respuesta es “letras”, el comentario inmediato del que hizo la pregunta –probablemente papá o mamá, un profesor, un amigo– será “ah, entonces deberías estudiar Derecho”. Si bien es una carrera que exige leer mucho, lo cierto es que el estudiante necesita contar con otras habilidades. Por ejemplo, tener una buena capacidad de análisis y reflexión, lo cual le permitirá interpretar con agudeza las leyes. No se trata de memorizar, ojo, sino de entenderlas y saber aplicarlas en la vida real. Asimismo, es necesario tener valores. Como el Derecho está vinculado a la justicia, a las normas en sociedad y al destino de las personas, resulta clave que el futuro abogado sepa tomar decisiones basadas en una ética sólida. También es importante tener pasta para la argumentación y la persuasión, pues, finalmente, la vida del abogado consiste en sostener una postura y defenderla hasta las últimas consecuencias. El campo laboral del abogado es muy amplio. Puede trabajar en el área legal de una empresa, estudios de abogados, notarías, entidades financieras, en instituciones del Estado, organizaciones dedicadas a la protección del medio ambiente, como asesor independiente, como docente, entre otros rubros.
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