Juan José Garrido,La opinión del director
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No solo estamos de acuerdo con ello, sino que además creemos que la misma debiera conservarse como un objetivo nacional, que trascienda a los gobiernos y a las personas.
Llama la atención, no obstante, que el mandatario aún no identifique el mejor programa de inclusión social, aquel llamado crecimiento económico. Ayer, el mandatario sostenía que la política social era “la niña de sus ojos”, y no la política económica. “Inicialmente, asumíamos que la estrategia era crecer para incluir, pero hoy día nos hemos dado cuenta que es al revés: es incluir para crecer”, concluyó.
Es una lástima que el mandatario siga sin entender la relación causa-efecto entre crecimiento económico y reducción de pobreza. En el Perú, la evidencia reciente demuestra que ha sido el crecimiento económico el principal propulsor de la reducción de la pobreza y la desigualdad económica. De casi 59% en el 2004, hoy la pobreza se encuentra cercana al 26%; igualmente, la desigualdad disminuyó de manera notable y consistente. Al menos dos estudios atribuyen entre el 75% y el 80% de la reducción de la pobreza al crecimiento económico.
Lamentablemente, la dinámica de crecimiento que teníamos hace un par de años se ha desacelerado, principalmente por errores de apreciación del mandatario –justamente– sobre la política económica. Entonces, por descuidar al crecimiento –el entenado, por así decirlo– estaría perjudicando a la “niña de sus ojos”.
Observemos, finalmente, que el Perú deberá crecer por encima del 8% si es que el gobierno desea cumplir su promesa, y ello no será posible si el mandatario sigue tratando a la política y al crecimiento económico como a un entenado, al que acepta pero no quiere. Dejar esas diferencias de lado sería, creemos, la mejor forma de demostrarle cariño a esa niña preciada.
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