20.MAY Lunes, 2024
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Opinión

Nos referimos a la elección del nuevo liderazgo chino, dos días después de que Barack Obama fue reelecto en Estados Unidos. En el caso de la aun totalitaria China, 82 millones de miembros del Partido Comunista Chino (PPCh) eligieron a 2,270 delegados.

Ariel Segal, Opina.21
arielsegal@hotmail.com

Nos referimos a la elección del nuevo liderazgo chino, dos días después de que Barack Obama fue reelecto en Estados Unidos. En el caso de la aun totalitaria China, 82 millones de miembros del Partido Comunista Chino (PPCh) –de una población de 1,300 millones– eligieron a 2,270 delegados que a su vez, en un congreso nacional, seleccionaron el jueves a 25 miembros para el Politburó o Comité Central del partido, y a siete para un Comité Permanente, liderados por Xi Jumping y Li Kequiang, en un importante relevo generacional.

Desde que los comunistas tomaron el poder en China en 1949, Mao Zedong fue el líder indiscutible y objeto de adoración, por las buenas o por las malas, hasta que luego de su muerte, en 1976, fue sucedido brevemente por Hua Goufeng, y luego el otro gran caudillo de la China comunista, Deng Xiaoping, quien a partir de 1978, dio un giro al sistema económico del país hacia el capitalismo y preparó a dirigentes pragmáticos para seguir esa senda con la alternancia en el poder por 5 o máximo 10 años en elecciones cerradas solo para unos cuantos miembros del partido. De esta manera, un elemento del totalitarismo chino quedó superado en el pasado, si bien persisten muchos otros como el culto a la personalidad.

Un aspecto interesante de la reciente elección ha sido la decisión de los que se jubilan de traspasar sus cargos a sus vicepresidente, vice primer ministro y personas de gran confianza a quienes, por su edad, no se identifican sentimental e ideológicamente con el comunismo de Mao hasta el punto que el más emblemático admirador del fundador del PCCh, Bo Xilai fue defenestrado bajo la excusa de un escándalo que en un régimen como el chino, bien podría tratarse de una conjura para liquidarlo políticamente.

Con todo lo predecible de la política china, siendo el país más poblado y el más capitalista del mundo, ¿no será la del gigante asiático la “gran elección” de estos días?


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