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"Cuando corro soy metódico; en la vida, acelerado"

“Cuando compito, mi objetivo es llegar a la meta. Las buenas posiciones son un plus”, nos dice Pedro González, el mejor piloto peruano del rally Dakar.

Foto: Mario Zapata.
Foto: Mario Zapata.

Pedro González,Piloto de autos
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Abordo de una camioneta Amarok (Volkswagen), Pedro González Orbegoso fue el peruano que más destacó en la versión 2013 del Rally Dakar: a sus 35 años quedó en el puesto 35. Aunque no es un profesional de los fierros, las emociones de la carrera fueron tantas que ha decidido correr Caminos del Inca y, cómo no, volver por un mejor lugar en la versión 2014 del Dakar.

Este fue tu primer Dakar. ¿Por qué asumiste el reto?
Manejo desde los 15 años y he viajado mucho por la sierra. No soy un profesional de los fierros, solo un aficionado; me gustan mucho, pero nunca había corrido una carrera profesional. Empecé el 2012 queriendo correr Caminos del Inca, pero un amigo me convenció de participar en el Dakar, un proyecto más ambicioso. Convoqué como copiloto a Gustavo Medina, corrí algunas pruebas locales para obtener la licencia FIA y me preparé todo el año para el rally.

Además de ser el peruano mejor ubicado, fuiste el segundo mejor debutante del Dakar…
Así es. A mis 35 años quedé en el puesto 35 en la edición 35 del Dakar (ríe), sin duda, una bonita coincidencia.

¿Qué fue lo más difícil del Dakar?
La parte física, pues el Dakar es como una maratón y, la verdad, es difícil: uno maneja durante 12 horas por día durante dos semanas. Yo partí con 80 kilos y he regresado con cinco kilos menos: pudieron ser más, pero nuestro equipo –Pro Raid y Volkswagen– tuvo con nosotros una dedicación de primera.

¿Es verdad que la parte del Perú es la mejor de la carrera?
En el Perú corremos básicamente por dunas, y sí, para mí fue la mejor etapa porque, además de estar en mi país y ver las banderas flamear, fue el tramo de la carrera donde mejor nos fue. Muchos participantes que no tienen condiciones geográficas así –sobre todo los europeos– la pasaron mal, por eso, los peruanos pudimos destacar en esta etapa. Además, paisajísticamente el lugar es impresionante: en Nasca está Dunagrande, un mar de dunas que se pierde en el horizonte.

¿Es verdad que el peruano es ‘fierrero’?
Es un público muy caluroso, el más cariñoso de toda la ruta: te ayuda, te dice por dónde ir; cuando paras en algún lugar se te acerca, te quiere abrazar, tomarse una foto contigo y con el carro, en otros lugares solo quieren fotografiar el carro (risas). Ahora, los argentinos también son muy cálidos y apasionados por los autos.

Dicen que el Dakar no solo es una prueba dura sino un espacio donde la generosidad, la solidaridad y el desprendimiento son tangibles…
Es verdad. Sobre todo, entre los pilotos peruanos vi muchísima solidaridad. Uno se encuentra con gente atollada, con las llantas del auto metidas en la arena y uno decide ayudarla porque sabemos que ella haría lo mismo por ti. Nosotros ayudamos a enderezar un auto volteado, a sacar otro del río, a levantar una moto e hidratar al piloto…

¿En esos momentos no pensabas que estabas perdiendo algunos puestos?
Obviamente, uno no quiere perder el tiempo, pero hay que tomar en cuenta otro factor: al inicio de la carrera todo es más crítico, todo segundo cuenta, pero conforme pasan los días la distancia entre auto y auto se va ampliando, por lo que resulta difícil subir o bajar posiciones; entonces, perder unos cinco o diez minutos no es tan grave.

¿Cuál fue tu estrategia?
El Dakar es una carrera de constancia, pero en la etapa peruana tratamos de colocarnos lo más delante posible porque, como la prueba tiene 160 carros, no es conveniente salir muy rezagado porque la huella queda suelta, lo que exige más al carro. Por eso, nosotros siempre nos ubicamos entre los 50 primeros para agarrar terreno menos movido. Hicimos una carrera muy bien pensada, siempre yendo a lo que nos daba el carro, sin forzarlo. En los sitios complicados parábamos un minuto, veíamos la ruta y decidíamos por dónde ir, así evitábamos un posible abandono.

¿Así eres en la vida: sosegado, metódico, pensante?
Solo en las carreras, en la vida soy un poco acelerado.

¿Qué sentiste al llegar a Santiago de Chile?
Una gran satisfacción por haber logrado nuestra meta: terminar la carrera. De las cuatro camionetas de nuestro equipo, llegamos tres a Santiago de Chile. Todo esto pagó todo el esfuerzo previo y, en mi caso, el plus estuvo en la buena posición que logré.

En el talento para manejar, ¿hay mucha diferencia entre los peruanos y los de fuera?
Mi carro tenía 180 caballos; los de ellos, 300 o 400. Su presupuesto era de dos o tres millones de dólares. Ahora, en Perú hay buenos pilotos. La carrera que hacía Ramón Ferreyros era estupenda: estaba dentro de los 25 primeros. Con un carro de 300 o 400 caballos, Ramón hubiera estado dentro de los diez mejores.

AUTOFICHA

- Soy limeño, pero mi familia es de origen trujillano: González Orbegoso. Antes de casarme y tener hijos decidí empezar en el automovilismo. Lo conseguí.

- Hice los 8,500 kilómetros del Dakar, que recorrió Perú, Chile y Argentina, en 55 h con 50 min. Mi presupuesto fue de 200 mil dólares.

- La carrera que hacía Ramón Ferreyros era estupenda: estaba dentro de los 25 primeros. Con su talento y más presupuesto pudo estar entre los diez mejores.


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