Juan José Garrido,La opinión del director
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A estas alturas, entonces, todo apunta a que la verdad no la conoceremos si desentrañamos ese tema. Y si ello termina siendo el corolario, la justicia no se sujetará a la verdad sino a lo que quieran contarnos. Desconfiamos pues, y más aún cuando quedan múltiples incógnitas y hechos por aclarar.
Por ejemplo, nos intrigan los pagos de las hipotecas y de las tarjetas de crédito personales de la Sra. Karp –como aparece en las notas de inteligencia financiera–, así como las diversas versiones sobre cómo se realizaron las compras de la casa de Las Casuarinas y de la oficina Omega, las contradicciones que se presentan con los recuerdos de los señores Allemant y Arbulú, entre muchas otras cosas.
Ciertamente, desconfiamos del Sr. Toledo, su esposa y el combo que lo acompaña en esta nueva saga. Y disculpen si nos alejamos de la presunción de inocencia; empero, quien puede negar a una hija puede, perfectamente, negar la existencia de otras cosas menos escandalosas. No le tenemos antipatías personales al exmandatario; solo queremos conocer la verdad.
Y para ello solo es necesario probar dos cosas esenciales: la primera es sobre la propiedad de la empresa panameña Confiado International Corp., quien gestiona la cuenta desde donde se realizan las transferencias a Ecoteva. En segundo lugar, el origen del dinero que se manejó desde la cuenta de dicha empresa en el LGT Bank.
Si Confiado no tiene relación alguna con el exmandatario y si los fondos en dicha cuenta provienen de fuentes lícitas, pues aunque no tenga sentido el resto de la historia será difícil probar algún tipo de hecho delictivo en toda esta trama. Menudo trabajo el que queda por delante.
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