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"El box no es mafia, es un lugar de contactos"

“He sido Campeón Nacional Amateur, he participado en Bolivarianos, Sudamericanos. Quise ser chef. Estudié Electricidad en Senati. Dejé todo por el box”, nos dice Juan Zegarra, campeón nacional de Box en superligeros.

Foto: César Fajardo.
Foto: César Fajardo.

Juan Zegarra,Boxeador
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Juan Zegarra es boxeador por su padre. Hoy, a sus 27 años, quiere ser campeón mundial. Mientras tanto, podemos verlo como uno de los concursantes del reality Bienvenida la tarde (en Frecuencia Latina).

¿Dónde aprendiste a pelear?
Desde que era pequeño, como no había plata para comprar guantes, mi padre nos ponía trapos en las manos, y a mí y a David, mi hermano, nos hacía pelear. Mi padre fue un boxeador frustrado, no tuvo una persona que lo empujase. Por eso, mi hermano y yo somos su hechura.

Eres de Villa El Salvador, un barrio de broncas. ¿Cuánto te ha formado el barrio?
Es gracioso porque en mi barrio, hasta que tenía unos 12 años, me paraban pegando. Hasta los 16 años fui un enanito, bastante chiquito; entonces, me metían goma. Pero, después de que me metí al box, todo mejoró.

¿Tu hermano es más bravo?
Él sí es bravo, desde muy chiquito era peleonero, yo era tranquilo. Y la hemos sufrido porque tuvimos que trabajar desde que teníamos unos ocho años. Vendíamos chupetes, pan, y a los 13 años ya trabajaba como obrero de construcción civil… No he tenido una vida fácil.

¿Estuviste cerca de las drogas, de la delincuencia?
Claro. Cuando uno es adolescente, allí están los ‘amigos’, quienes te dicen “vamos a robar”, “vamos para allá, te invito droga”, pero todo nace de la educación que uno tiene en casa. Mi padre siempre me dijo: “Jamás pruebes esto, jamás hagas lo otro, yo te aconsejo, pero depende de ti hacerme caso o no. Te he metido al deporte porque quiero que estés tranquilo, quiero que estés bien”. Tengo amigos que están muertos, cojos, parapléjicos y muchos que están presos porque robaron o hicieron otras cosas. El otro día, un vecino estaba tomando, se fue a robar y lo mataron.

¿Quisiste ser chef?
Sí. En 2005, después de un campeonato en Colombia, me puse a estudiar para chef. Hice un ciclo y, por un viaje que hice representando al Perú, me jalaron en tres cursos. ¿Cocino? Por favor, me encanta; es más, quiero extender mis conocimientos culinarios. La cocina me nace, pero debo reconocer que aprendí de mi madre. Soy un cocinero tradicional porque, como he viajado mucho, sé que no hay mejor comida que la peruana. Viví en Estados Unidos, donde probé cocinas de toda América, y sé que la nuestra se impone.

A propósito de EE.UU., tú desarrollabas tu carrera allá…
Sí, junto con Jonathan Maicelo y Carlos Zambrano, quien me dijo que su mánager quería trabajar conmigo: “¿Vienes o no?”. Decidí irme a continuar con mi carrera. No me arrepiento porque aprendí varias cosas y, dentro de ellas, a vivir solo. Hasta entonces sufría de mamitis y papitis… y ya tenía 22 años (risas).

¿Por qué no hiciste una carrera más importante allá?
Por un problema de papeles. Además, en los cuatro años que estuve allá no aprendí inglés por puro tonto. Lo que pasa es que el primer año me chocó: no salía, paraba metido en la casa o en el gimnasio, no hacía amigos. Pero mi nivel boxístico se superó en 500%: el primer día me dieron de alma, pero luego me preparé bien, guanteé con todo el mundo. Hubieras visto la gente con la que tuve que pelear, algunos de ellos campeones mundiales.

¿Estás en el nivel para tentar un título mundial?
Para ello tendría que dedicarme sólo al box, y eso, hoy, no es posible. Sin embargo, ya conseguí un mánager que velará por mi camino. Hoy soy campeón nacional, pero en agosto espero pelear por el título latinoamericano.

El sábado tuviste una pelea muy difícil…
Sí, fue un rival fuerte, aguantaba y tiraba golpe al máximo, siempre venía para adelante, por eso la pelea fue tan dura… y tan buena para la gente. Me quedan unos 3 o 4 años de boxeador profesional. En julio próximo espero estar dentro de los 15 mejores del mundo y, ya rankeado, las posibilidades de pelear por un título mundial estarían muy cerca. Pero yo no solo quiero boxear, también quiero estudiar.

¿Por qué estás en Bienvenida la tarde?
Para hacer caja, es mi trabajo. Aunque algunos piensen que el box rinde, la verdad, no paga. Antes de entrar a Bienvenida la tarde daba clases en colegios e iba de un lado a otro. En cambio, acá entreno de 10:30 a.m. a 12:30 p.m., y luego voy al programa, y aunque se diga lo que se diga, yo siento que me hace bien: tengo un horario ordenado, buena alimentación, tiempo, y todo se lo debo a mi familia.

En programas como Esto es guerra, Combate o Bienvenida la tarde, hay más romance que competencia. ¿Cuán reales son esos amoríos?
Parece que el programa fuera montado, pero todo lo que ves allí es real, pasa… Yo me pico rápido, reniego, reclamo, grito; he tenido ganas de meterles puñete a mis rivales. Además, no me gusta perder.

¿El mundo del box está lleno de mafias?
Más que un mundo de mafias, es un mundo de contactos. El boxeador solo se dedica a pelear.

AUTOFICHA

- Crecí en Villa El Salvador, un barrio de broncas. Hoy vivo en San Luis porque me resulta más fácil para mi trabajo, pero extraño mi barrio y a mi hijo, quien vive allí.

- David, mi hermano mayor, también es boxeador. A los dos nos dicen ‘Pantera’. Me quisieron decir ‘Panterita’, pero no me dejé (ríe).

- Me he propuesto estudiar. Yo sé que el boxeo es una carrera corta. Si estudio voy a tener una base más grande, poder salir adelante y velar por toda mi familia.


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