Guido Lombardi,Opina.21
glombardi@peru21.com
El reglamento que rige ahora se dictó en 1873, durante el gobierno de Manuel Pardo. Sin embargo, tanto este como el reglamento que se puso en vigencia en 1896 y el dictado por la Dirección de Policía en 1904, han tenido más bien un carácter ilustrativo y no práctico. Todas las tentativas que se han hecho para reorganizar la Policía de una forma digna de la cultura del país y del rango que le está reservado en el porvenir han tenido hasta ahora, por desgracia, escaso éxito”.
Hasta allí la nota, aparecida como para desmentir el dicho popular que afirma que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista.
Gracias a ella descubrimos que el problema que hoy seguimos padeciendo resulta más que centenario. Pero las consecuencias son mucho más graves ahora que durante el siglo pasado.
El narcotráfico con su secuela de violencia, la falta de control de tránsito que produce 3 mil 500 muertes al año y casi 30 mil lesiones permanentes, el índice de homicidios elevándose exponencialmente, la impunidad de los delincuentes, son asuntos que no pueden arreglarse exclusivamente con normas legislativas por bien intencionadas que parezcan.
Si el jefe de Estado no comprende que el principal objetivo de su gobierno debiera ser ofrecernos una policía capaz, adecuadamente entrenada, debidamente equipada y libre de corrupción, habrá demostrado que no está a la altura del desafío que le planteó la historia.
Esperemos que todavía tenga el tiempo y que encuentre el coraje necesario para hacerlo.
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