Mauricio Mulder,Pido la palabra
Congresista
El Jurado Nacional de Elecciones acaba de oficializar la vacancia definitiva del alcalde de Huánuco y ha dispuesto que un regidor ejerza la alcaldía de esa más que cuatricentenaria ciudad.
No se trata de un pequeño poblado de un valle interandino, sino de una importante ciudad histórica de nuestro país. Pese a ello, no he escuchado en Lima nada parecido a decir que esa ciudad va a entrar en colapso, caos y anarquía, como alharacamente se quiere enfatizar en el caso de que la revocatoria gane en Lima.
La anarquía parece, más bien, empezar a sentar sus reales en la actual gestión de la señora Villarán, porque son sus acciones y las de sus principales colaboradores las que más abonan en favor del Sí, cuya campaña es en realidad aluvional y dispersa, lejos de la estructuración orgánica de un solo comando. El No, en cambio, está estructurado alrededor de la municipalidad, con una cabeza visible y con una persona designada para conducir un comando de campaña, y con un asesor extranjero traído ex profesamente para ordenar su desarrollo y, por ello, se supone que podrían tener capacidad para siquiera no cometer tantos errores.
Cuando manifiestan en calles y plazas que han construido 1,200 escaleras, y luego, ellos mismos, para no ser cogidos en la mentira, dicen que en realidad solo son 130, se evidencian, sin duda alguna, como mentirosos. Y ya sabemos que, en boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso. ¿Dijeron que en consultorías habían gastado solo 300 mil soles, y luego, ellos mismos dijeron que, en realidad, eran más de 7 millones? Pues, nueva mentira. ¿Puso la primera piedra con bombos y platillos la Sra. Villarán en MAYO DEL 2011 diciendo que en 90 días entregaba la llamada Costa Verde del Sur? No ha entregado nada hasta el día de hoy. Otra mentira.
Y, encima, los traiciona la conciencia. Si los gestos, la falta de autocrítica, el acento tan marcado y estereotipado a la hora de declarar, la autocalificación de “decentes” en contraposición al resto que son “corruptos” no fueran suficientes, ahora tenemos las expresiones claras y directas. Y si lo de “nuevos ricos horrorosos” fue, al fin y al cabo, una expresión de quien no es autoridad edil, aquello otro de que las mujeres de San Juan de Lurigancho van a lavar ropa a La Molina termina por convertirse en las mejores armas en favor del Sí.
Esta campaña es una de las más desprovistas de sesgo ideológico que recuerdo, pero, como ninguna otra, ha desnudado los severos rasgos de clasismo que subsisten en el Perú. Recuerdo que uno de los primeros rasgos que leí, esgrimidos por profesores conocidos de la PUC e intelectuales reputados, fue aquel que señalaba que el sector D y E “no leía”, “no comprendía el mensaje”, “solo quiere cosas tangibles”, y buscaban así explicarse las razones por las que esos sectores no respaldaban a la Sra. Villarán.
De allí hasta hoy, lo que está ocurriendo es que, como en ninguna otra elección, la izquierda y la derecha coinciden en un esquema político en donde lo único en común que las vincula parece ser el origen de clase de sus exponentes, y es lo único que, a la postre, puede explicar que sectores de derecha apoyen a partidos que están diametralmente en contra de los intereses y puntos de vista que ellos defienden. Casi una vuelta a la república aristocrática de principios del siglo XX.
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