El cineasta estadounidense Woody Allen, de 78 años, volvió a negar hoy los supuestos abusos sexuales de los que le acusó su hija adoptiva Dylan Farrow, en la misma columna del diario “The New York Times” en la que se conocieron las denuncias hace una semana.
En el texto publicado hoy, Allen asegura que quería a Dylan Farrow y que nunca abusó de ella y explica las acusaciones asegurando que su madre Mia Farrow incitó a la pequeña a odiarlo.
“Por supuesto que no abusé de Dylan. La quería y esperaba que un día entendería cómo había sido engañada (…) y explotada por una madre más interesada en su propia enconada ira que en el bienestar de su hija”.
“Ser enseñada para odiar a tu padre y hacerte creer que ha abusado de ti ha supuesto un daño psicológico en esta adorable joven y Soon-Yi (la actual pareja del director) y yo esperamos que un día entienda quién la ha convertido en realidad en víctima”.
“Nadie quiere evitar que las víctimas de abusos hablen, pero hay que tener en cuenta que a veces hacen acusaciones falsas y eso es también algo terriblemente destructivo”, señala Allen, que asegura que estas declaraciones son su ultima palabra sobre la cuestión y que nadie hará más comentarios al respecto en su nombre. “Ya ha sufrido suficiente gente”, dice Allen.
Mia Farrow y Allen se separaron en 1992 tras doce años de relación. En un proceso por la custodia de la niña, la actriz ya levantó las sospechas de que Allen pudo haber abusado sexualmente de ella.
“Hace 21 años, cuando oí por primera vez que Mia Farrow me acusaba de abuso infantil, la idea me pareció tan ridícula que ni siquiera lo pensé dos veces. Estábamos envueltos en una ruptura terriblemente dura, con un gran enemistad entre nosotros y una batalla por la custodia”, cuenta Allen en la columna de hoy.
“Pese a ello, Mia insistió en que había abusado de Dylan y la llevó inmediatamente a un médico para que la examinara. Dylan dijo al médico que no había sufrido abusos. Entonces Mia se la llevó para comprarle un helado y cuando regresó, había cambiado su versión. La policía inició una investigación”, cuenta Allen.
Al final, las investigaciones se archivaron pero el cineasta ganador de cuatro premios Oscar, que siempre negó las acusaciones, perdió la custodia.
El juez Elliott Wilk, cuenta Allen, al final determinó que no había habido abusos, pese a que manifestó sus dudas al decir que “probablemente nunca sabremos lo que ocurrió”.
Según Allen, Wilk fue duro porque no veía con buenos ojos la relación que comenzó con Soon-Yi, hija adoptiva de Mia, mucho más joven que él. Con ella se casó en 1997 y adoptó dos hijos.
En la columna, Allen cuestiona también la “integridad y honestidad” de Mia por la cuestión de la paternidad de Ronan, su supuesto hijo con Farrow, y se pregunta si es su hijo o, como sugirió después la actriz, de Frank Sinatra, destacando que de no ser suyo, en el juicio por la custodia Mia pudo haber mentido bajo juramento.
Moses, otro hijo adoptivo de Allen con Farrow, salió hace unos días al paso de las acusaciones en defensa de su padre. “Por supuesto que Woody no abusó de mi hermana (Dylan)”, dijo en una entrevista con la revista estadounidense “People”. Asimismo, acusa a su madre adoptiva, Mia Farrow, de haber creado una “atmósfera de miedo y odio” contra el padre de los niños, poniéndolos en su contra.
Dylan Farrow replica
Dylan Farrow, la hija adoptiva de Mia Farrow y Woody Allen, negó hoy que su madre la indujese a mentir y calificó de “tergiversaciones y mentiras” la respuesta dada por el director neoyorquino en una carta abierta publicada en el diario “The New York Times”, informa hoy la revista “The Hollwywood Reporter”.
“Una vez más Woody Allen me ataca a mí y a mi familia en un esfuerzo por desacreditarme y silenciarme, pero nada de lo que diga o escriba podrá cambiar la verdad”, señaló Dylan, de 28 años.
La joven repasa las conclusiones de la Corte Suprema de Nueva York en 1992, cuando se negó todo tipo de acceso de Allen a la pequeña. Recuerda que hubo testimonios de babysitters que vieron un comportamiento sexual inadecuado del padre con ella y que el fiscal de Conneticut concluyó que había “una causa probable” para presentar una demanda, pero que decidía no hacerlo para proteger a “la víctima, una niña”, dado su frágil estado.
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