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Marco Castillo: El mimo del Centro de Lima [Video]

Es egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Los miércoles está en el patio del teatro de la A.A.A. y los demás días en el cruce de la calle Ucayali y Jirón de la Unión.

“En el teatro tienes un texto, pero, en el mimo, tu cuerpo es el texto y debes darle emoción e intención”, realta. (P. Ramírez)
“En el teatro tienes un texto, pero, en el mimo, tu cuerpo es el texto y debes darle emoción e intención”, realta. (P. Ramírez)

Ser mimo no es solo aplicarse una capa de óxido de zinc en la cara, vaselina sólida, color labial y pintarse las cejas. Ser mimo es un arte que va más allá del actor que hace muecas y señas, ser mimo es ser un guion humano. Marco Castillo sabe que, aunque su trabajo se desenvuelva en la calle o en un escenario, lo que cuenta es lo que uno hace frente al público, defender un arte, contar algo, y es en la calle donde se hace escuela, se aprende a reunir personas y causarles interés para, después de lograr un público, empezar el show. Castillo, de manos y torso anchos, tiene más de 11 años como mimo y no tiene ningún parecido con Marcel Marceau, el estilizado mimo francés que, tal vez, es la primera figura que viene a la mente cuando decimos la palabra ‘mimo’. Castillo es un mimo de carrera, pero tiene mucha calle y eso le aporta mucho.

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Una de las primeras actuaciones que tuvo como actor fue en televisión, en una telenovela junto a Angie Cepeda y Christian Meier. Al final de la escena, Castillo se echó a llorar. La angustia de no saber si lo había hecho bien hacía que broten lágrimas de sus ojos. Luego vino la madurez y se hizo sólido, en la calle y en los escenarios. La calle es para Castillo una vitrina, ese lugar donde la gente lo ve y algunas empresas lo contratan para hacer eventos publicitarios para sus marcas.

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Nunca pensó en ser mimo, tampoco las circunstancias lo obligaron a hacerlo, simplemente lo hizo: “En la Escuela de Arte Dramático hay un profesor, Fernando Ramos, que hacía mucho énfasis en la expresión corporal y la danza, y había sustentado su tesis con referencia al gesto del actor”, dice Castillo y explica que aquel docente creó la Escuela Experimental de Mimos en Perú y es de donde él tomó alguna de sus técnicas cuando aún pensaba en ser un actor netamente de teatro.

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“Lo que se busca en la preparación de un actor es que su cuerpo esté en perfecta coordinación con lo que piensa, porque todo es una unidad”, cuenta Castillo. El joven que inició haciendo ejercicios de mimo pensando en convertirse en un actor de teatro iba inclinándose por una parte poco explorada en el teatro limeño. En la mayoría de los casos, el teatro es más llamativo en gran parte por el guion, por el texto. El mimo es una forma de representar ese guion de una forma distinta: “En el teatro tienes un texto, pero, en el mimo, tu cuerpo es el texto y debes darle emoción e intención”, dice mientras se pone una capa de talco en el rostro para sellar su maquillaje antes de empezar su show. En los trabajos de oficina, hay quienes pueden dejar por unos minutos sus labores y salir a caminar o respirar por unos segundos para descargar un poco de estrés, el artista no puede permitirse ese lujo, él debe estar frente a su público, sea en un escenario o en la calle, como si fuera un personaje en el que detrás no hay un ser humano. Eso es difícil de entender para el público, y de eso se trata el arte del mimo.

Christian Saurré (christian.saurre@peru21.com)


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