José Carlos Yrigoyen: “La América Latina de García Márquez no ha desaparecido”

En las postrimerías de la soledad. En las últimas páginas de la más conocida novela de Gabriel García Márquez (1927-2014), Macondo se derrumba dictaminando el final de los Buendía, y para algunos ese ocaso es definitivo.

En una columna de opinión en la revista colombiana Semana, titulada ‘Cien años de soledad ya no tiene vigencia’, el escritor peruano Santiago Roncagliolo plantea que el realismo mágico ya no representa a Latinoamérica. Conversamos con el escritor y crítico José Carlos Yrigoyen sobre el polémico artículo.

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En medio de la celebración de los 50 años de ‘Cien años de soledad’, el artículo de Roncagliolo ha suscitado reacciones encontradas…

-Santiago es buena persona, buen escritor, tiene una vena polémica, lo cual me parece bien. Escribió hace tiempo que Stephen King debía ganar el Nobel. Son apreciaciones muy subjetivas, respetables. Tiene todo el derecho de dar opiniones, pero me parece que no las sustenta como debería.

Dice que retrata una América Latina que no conoció, una sensibilidad antigua. Por ello, tiene un valor arqueológico…

-Es demasiado absoluto en sus afirmaciones. Se basa en el prólogo de ‘McOndo’, libro de una generación en contra del realismo mágico, que buscaba acabar con ciertas influencias. El colombiano Efraín Medina decía que a Gabriel García Márquez había que meterlo a un museo. Había una urgencia de sacárselo de encima.

¿Cien años de soledad ha dejado de ser un modelo a imitar por los escritores?

-En los escritores actuales, el realismo mágico no es tan preponderante como lo era en los 70 o en los 80. Ahí salieron autoras como Isabel Allende y Laura Esquivel, que tomaban esa vertiente.

¿El realismo mágico es un camino abandonado?

-La literatura latinoamericana ha tomado un rumbo distinto, pero es prematuro decir que es definitivo. Las corrientes literarias pierden influencia y después la recuperan. García Márquez ha muerto hace poco y su obra, en términos históricos, es muy reciente para decir que su influencia se ha perdido de manera irremisible.

Roncagliolo destaca al García Márquez posterior al realismo mágico…

-El realismo mágico no aparece en sus libros de los años 80. ‘Cien años de soledad’ no es el modelo de los escritores latinoamericanos que comienzan a escribir, pero sí creo que forma parte de su educación sentimental, literaria.

¿Ha perdido vigencia para los lectores?

-Gente de 20, 30 años lee ‘Cien años de soledad’ con admiración, sorpresa. Sigue vigente para los lectores, sin duda. Si está tan vigente como en los años 80, habría que discutirlo. Como dijo Fuguet en esta antología ‘McOndo’, los tiempos y los cambios sociales han hecho que los escritores jóvenes y no tan jóvenes dirijan su mirada hacia otras posibilidades.

¿Cuáles serían esas opciones?

-Te podría decir algo. Creo que Vargas Llosa es un modelo preponderante y muy fuerte, más que Gabriel García Márquez. Eso lo puedo afirmar, pero no puedo decir lo que va a pasar en 20 años. Tal vez ‘Cien años de soledad’ y García Márquez vuelvan con la misma fuerza de hace 20 años.

¿Es reconocible la América Latina que retrata García Márquez?

-La América Latina de García Márquez, de los dictadores solitarios, de las masacres, el ámbito rural donde ocurren cosas inusuales, no ha desaparecido. Ha cambiado alguna de sus características, pero se mantiene. Ahora podría haber escrito una novela como El otoño del patriarca inspirándose en un Maduro o un Chávez. A Gabriel García Márquez le preguntaban sobre la soledad del poder,y él hablaba de Torrijo y de Somoza. Esa vena autoritaria prosigue.

¿Y los ideales políticos de García Márquez sí han perdido vigencia?

-Si me hubieras hecho esa pregunta en los 90, cuando América Latina estaba sumida en el neoliberalismo, te diría que sí. Hoy esa respuesta tiene que tener matices. Él apoyó hasta el final la revolución cubana, pese a los crímenes y el totalitarismo. Cuando en el 85 Vargas Llosa lo llamó “cortesano de Fidel Castro”, no se equivocaba en absoluto. Diría que esas ideas siguen vigentes en Venezuela, en Nicaragua, y tenemos que hacer todo lo posible para evitar ello.

¿Existe una intención de parricidio en el artículo de Roncagliolo?

-No veo una intención de matar al padre. Creo que Roncagliolo da argumentos bastante débiles para hablar de la pérdida de vigencia de la novela. Se apoya en impresiones, pero me parece sana la polémica. Su artículo está guiado por buenas intenciones, uno puede criticar o apoyar, pero ha tenido un buen efecto, que es poner sobre el tapete este libro imprescindible para entender la literatura latinoamericana y Latinoamérica en sí misma. Nos ha hecho releer algunas de sus páginas, y eso ya es bueno.

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