La Policía Nacional recuperó el cuerpo de uno de los cuatro líderes de la etnia asháninka asesinados la semana pasada por presuntos madereros ilegales en una remota zona de la selva, cerca a la frontera con Brasil, informó la viceministra de Interculturalidad, Patricia Balbuena.
Las labores de búsqueda de los otros tres asháninkas continúan en las inmediaciones de la quebrada Canyanya, próxima al río Putanya, donde uno de los integrantes de la comunidad nativa del Alto Tamaya-Saweto, a la que pertenecían los fallecidos, halló uno de los cadáveres.
A la zona se trasladaron el jueves 40 policías en cuatro helicópteros, entre los que había unos 10 integrantes de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri).
Los agentes colaboran en la búsqueda de los cuerpos y en la investigación del fiscal Luis Alberto Jara, además de brindar seguridad a los miembros de la comunidad nativa, compuesta por unas treinta familias, que denuncian constantes amenazas de los taladores ilegales.
Entre los cuatro asháninkas asesinados el pasado 1 de setiembre figura Edwin Chota, el presidente de comunidad nativa del Alto Tamaya-Saweto y fundador de la Asociación de Comunidades Nativas Asháninkas de Masisea y Callería (Aconamac), desde donde ejercía un activismo contra la tala y la deforestación de la amazonía.
Chota se dirigía, junto a sus compañeros Leoncio Quinticima, Jorge Ríos y Francisco Pinedo, a una reunión de líderes asháninkas con una comunidad vecina de Brasil para revisar su estrategia de conservación de sus territorios, pero nunca llegaron a su destino ni pudieron regresar a su lugar de origen.
En Pucallpa, la capital de la región Ucayali, permanecen tres de las esposas de los líderes asháninkas, quienes viajaron seis días por río para denunciar el caso y pedir ayuda a las autoridades peruanas.
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