La narcobanda que ‘exportaba’ toneladas de cocaína líquida, desde Paita (Piura) hacia países de Europa, había encontrado la forma perfecta para –durante más de dos años– no ser detectada por la Policía: los traficantes ‘clonaban’ los precintos de seguridad que se colocaban en los contenedores que ya habían pasado todos los controles aduaneros.
Esta modalidad recientemente descubierta por el grupo de inteligencia ‘Escorpión’ de la Dirección Antidrogas (Dirandro) es importada de Colombia.
¿De qué se trata? El ilegal circuito comenzaba con una solicitud del supuesto empresario argentino Enrique Luis Tato, exfuncionario de la gendarmería de su país, para exportar determinados productos marinos y/o agrícolas.
Una vez concretado el negocio, hasta ese momento legal, sus socios iniciaban ante Aduanas los respectivos trámites. En ocasiones utilizaban empresas de terceros que desconocían de la ilícita actividad.
PASABAN CONTROLES
Luego de que el producto legal que se iba a exportar era introducido en el contenedor, solicitaban las inspecciones de la Policía Antidrogas y de Aduanas a fin de darle mayor garantía al cargamento de exportación y, así, evitar que sea revisado en los puertos antes de ser embarcado.
Una vez que el contenedor era revisado, iniciaban las coordinaciones con sus contactos en los muelles, a quienes facilitaban datos como el número del contenedor, naviera, embarcación, fecha de ingreso al puerto, país de destino y empresas remitentes.
Cuando los depósitos metálicos eran llevados al puerto, en el trayecto, los desviaban a un almacén en el que se había acopiado el estupefaciente. Ahí procedían a violentar el precinto de seguridad e introducir el producto con la droga. En este proceso se cuidaban de colocar el mismo peso y las mismas características del cargamento legal.
Previamente mandaban a ‘clonar’ los precintos de seguridad que después los colocaban en los contenedores.
Cabe precisar que los traficantes forraban los ladrillos de droga con cinta de embalaje transparente. Luego los cubrían con algún tipo de grasa, papel carbón y nuevamente con cinta de embalaje para evitar que sean detectados.
JUGOSAS GANANCIAS
De acuerdo a las investigaciones de la Dirandro, el precio por la introducción de cada kilogramo de droga en un contenedor oscilaba entre los 1,600 y 2,000 dólares.
Como es público, esta mafia internacional, además del argentino Enrique Luis Tato y de su compatriota Óscar Osvaldo Alis, estaba integrada por dos exmilitares peruanos.
Ellos son el exoficial de la Marina de Guerra Jorge Richard Pereda Sánchez y el exoficial del Ejército Renzo Rodríguez Mac Lean. A ellos se suman seis peruanos, un mexicano, un israelí y cuatro colombianos.
Entre estos últimos figura Edwin Javier Valenzuela Meneses, quien fue uno de los beneficiados por la comisión de Gracias Presidenciales que presidía Miguel Facundo Chinguel, actualmente detenido.
Esta narcobanda contaba con una casa de cambio desde la que realizaban todas sus transacciones de dinero.
DATOS
- El pasado 8 de octubre, la Policía Antidrogas decomisó en la comunidad campesina Nueva Esperanza, en Paita, 335 kilos de pasta básica de cocaína, así como toneladas de pota.
- Dos días después, luego de que este último producto fuera descongelado, se encontró 3,721 kilos de cocaína líquida.
- Las casi cuatro toneladas de aleta de pota iban a ser exportadas hacia Riga, en Letonia.
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