La violencia psicológica es la que más sucede en el país y su afectación es muy grande, pero actualmente no se mide adecuadamente porque en la sociedad peruana no damos a la salud mental el espacio que merece. Entonces, no reconocemos que podemos ser afectados y que la violencia psicológica nos puede conducir a situaciones de depresión, feminicidio o hasta suicidio. Por eso, hay muchos casos de mujeres que han tenido vidas de horror o de control y sujeción, pero se mantienen con sus parejas hasta el final de sus días, pese a las agresiones.
Lamentablemente, no todos los servicios del Perú están preparados para atender la violencia psicológica, porque muchas veces la minimizan y no sitúan el tema de la salud mental como algo importante. Se debe avanzar en reconocer que la salud mental es un derecho y dejar atrás los estigmas de que acudir a un psiquiatra es inusual, cuando es normal que uno se preocupe por su salud mental. La violencia psicológica también constituye un delito grave y debe ser sancionado.
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