Algunos especialistas se muestran escépticos por el contacto del cometa Ison con el Sol, ya que existe una fuerte posibilidad de que este sucumba ante la fuerza de la gravedad y el intenso calor de la estrella antes de que pueda iluminar el cielo.
“Es como lanzar una bola de nieve al fuego. Va a ser difícil que sobreviva. Pero si hay suerte, como es un objeto grande y se mueve rápido, no pasará mucho tiempo cerca del Sol. Hay mucha incertidumbre”, dijo Tim O’Brian, miembro del Observatorio Jodrell Bank, en Reino Unido.
El cometa viene desde la nube de Oort, una misteriosa región helada en los confines del Sistema Solar, y viaja a más de un millón de kilómetros por hora.
Ahora está a punto de entrar en la etapa más peligrosa de su travesía galáctica, rozando la superficie del Sol a una distancia de solo 1,2 millones de kilómetros. Si sobrevive, el 3 de diciembre el cometa Ison podría ser visto desde la Tierra.
DESTINOS PARA UN COMETA
Ison enfrentaría tres escenarios diferentes, de acuerdo a Matthew Knight, del Observatorio Lowell de Arizona, EEUU.
Desintegración: podría tener el destino del cometa Lovejoy, que rodeó al sol en 2011. La gravedad del astro atrajo un lado del núcleo del cometa más que otro, y lo dividió. Cuando Lovejor emergió de la corona solar, explotó.
Pérdida de la cola, brillo y masa: podría comportarse como el cometa Encke, que ha orbitado alrededor del Sol unas 70 veces desde que fuera observado por primera vez en el siglo XVIII. Este cometa ya no tiene cola, y ha perdido rápidamente su masa y se está apagando.
Supervivencia: hay un tercer escenario posible —el que mucha gente espera— y es que ocurra lo que mismo que con el cometa Ikeya Seki en 1965. Cuando este atravesó la corona solar, el calor incendió los gases en su núcleo profundo y unos días después emergió de la capa externa del Sol con una inmensa cola detrás.
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