Navidad llega en pocos días. Seguramente, usted como padre está o ha estado en los correteos para alistar la cena navideña, conseguir los adornos para la casa o comprar los regalos. Este último punto suele ser un dolor de cabeza para muchos. ¿Qué clase de obsequios deben recibir los hijos?
Lo primero que se debe tener claro es que el tamaño o el precio del regalo no son proporcionales al cariño. Es decir, si un juguete es caro o inmenso no significa que los papás quieran más al niño. Un obsequio, sea el que sea, es ya un símbolo del amor de los padres, por más que el objeto quepa en una mano o que haya costado lo mismo que una gaseosa.
Lo segundo: el regalo va de la mano con el esfuerzo de los chicos. Si han tenido un buen año escolar y si se han portado bien, merecido tienen recibir un buen regalo.
Ojo, el regalo siempre debe estar acorde a las posibilidades financieras de la familia. “Por ejemplo, todos quieren un Furby ahora, pero es un regalo caro. Los papás deben saber decir no a sus hijos”, señala Rafael Del Busto, psicólogo de la Universidad Católica Sedes Sapientiae. En síntesis, hay que buscar la mesura a la hora de regalar. Ni muchos regalos, ni tampoco muy caros.
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