“Mi hijo quiere estudiar música. ¿Qué habré hecho mal para que me salga rebelde? Mi deseo era que sea ingeniero como su papá”, confiesa Mirtha, madre de un escolar de quinto de secundaria.
Son frecuentes los testimonios de padres decepcionados por las elecciones vocacionales de sus hijos. Hay papás que, incluso, no aceptan “rebeldías” y los obligan a estudiar carreras ‘serias’.
Si bien los padres buscan lo mejor para los hijos –en este caso, una carrera que supuestamente es más respetada o permitirá mejores ingresos–, la pregunta es: ¿quién estudiará la carrera?
Lo ideal es que, primero, los papás respeten a sus hijos. Que no los condenen. Lo segundo: apoyarlos a la hora de profundizar en el conocimiento de la carrera: buscar información, conversar con profesionales de esa rama, tantear cómo es el campo laboral, en fin.
De esta forma, el joven podrá tomar una decisión bien informada y, además, tendrá un soporte emocional invaluable en el duro proceso que significa seguir estudios superiores.
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