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Allan Wagner sobre La Haya: 'En tiempo récord cumplimos el fallo'

“Lo importante es que ambos países tenemos una visión de futuro sobre nuestras relaciones”, dijo el embajador.

Allan Wagner escribe un libro sobre los casos internacionales en los que participó. (Martín Pauca)
Allan Wagner escribe un libro sobre los casos internacionales en los que participó. (Martín Pauca)

Allan Wagner lideró el equipo peruano ante la corte de La Haya durante seis años. Ahora, con la satisfacción del deber cumplido, el embajador reflexiona sobre el fallo y la lección que dejó para la comunidad internacional la solución de esta controversia.

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Cuando se emitió el fallo de La Haya, se dijo que su ejecución iba a ser gradual y en el marco de la buena voluntad. ¿Cuál es su balance?
En cuanto a la ejecución, muy bueno porque la corte de La Haya, tras establecer el límite marítimo entre Perú y Chile, encargó a los dos países que identificaran las coordenadas precisas del límite que había fijado y ese trabajo se hizo en un tiempo récord de dos meses.

La sentencia se aplicó de inmediato…
Tan pronto se dio el fallo, que surtió efectos jurídicos desde el momento en que fue leído, el Perú tomó posesión de los nuevos espacios marítimos que la corte de La Haya le concedió, es decir de los más de 50 mil kilómetros cuadrados. Desde ese punto de vista, el fallo está ejecutado y lo que queda es la adecuación normativa.

Falta depositar en las Naciones Unidas la cartografía del límite marítimo. ¿Es un buen gesto hacerlo juntos?
Sí, lo conveniente sería hacerlo conjuntamente y eso es lo que han conversado los cancilleres. Estamos, en realidad, esperando completar la adecuación normativa, que ya falta muy poco, para hacer ese depósito conjunto que es una formalidad, porque ya el límite está vigente.

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Si lo comparamos con sentencias similares, se avanzó muy rápido…
Cumplimos en tiempo récord y en lo fundamental, lo que tenía que ver con las coordenadas y la posesión efectiva de los espacios marítimos. La corte de La Haya presenta la ejecución del fallo, por parte de Perú y Chile, como ejemplo a la comunidad internacional. Eso nos tiene muy satisfechos.

¿Qué significó el fallo?
Más allá del límite en sí que se estableció y del hecho de que favoreciera al Perú con la asignación de estos espacios marítimos, tal vez lo más lo importante es que Perú y Chile lograron resolver de manera pacífica esta controversia. Esto con base en una política de Estado seguida por tres gobiernos democráticos y con un sólido respaldo nacional. Nuestros pueblos, sin duda, valoran esto porque lo más importante es la paz, porque a través de la paz podemos desarrollarnos y tener relaciones intensas y fructíferas.

Los pescadores artesanales ahora pueden ingresar con tranquilidad a lo que era la zona en controversia…
Sí, naturalmente lo están haciendo. El fallo le da al Perú soberanía sobre los recursos marinos, sobre el suelo y el subsuelo, de manera que, por el momento, lo que se está aprovechando son los recursos marinos. Ya las informaciones de las investigaciones del Instituto del Mar son muy interesantes para los pescadores artesanales de Ilo, Mollendo y Tacna.

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Ni bien se conoció la decisión de la corte de La Haya, se mencionó que el reto era apostar por el fortalecimiento de las relaciones, pero el campo político tuvo altibajos…
Tras el fallo, el tema político se vio perjudicado por la referencia que hizo el presidente (Sebastián) Piñera al llamado triángulo terrestre. Esto generó malestar, el Gobierno Peruano tuvo que responder, pero finalmente, con buen criterio, los gobiernos decidieron situar ese tema en el nivel diplomático, no mediático. Eso está en manos de las cancillerías y de parte del Perú el tema es muy claro. Eso está regido por el Tratado de 1929. Lo importante es que ambos países tenemos una visión de futuro sobre nuestras relaciones. Somos conscientes de que hay un potencial muy grande por desarrollar para beneficio mutuo.

¿Qué falta recorrer para que la tranquilidad política sea permanente?
Creo que eso ya se está dando si examinamos los tres ámbitos de las relaciones: en la económica, vamos a toda vela; en las fronterizas, también nos va estupendamente bien; y, en el ámbito de las relaciones intergubernamentales –a raíz de la decisión de situar el tema del triángulo terrestre en el plano diplomático–, ya hemos comenzado a cambiar la agenda de las relaciones. Así iremos fortaleciendo la confianza y, si ambos miramos hacia el futuro, eso será el estímulo para que cualquier asunto se resuelva de la manera más conveniente.

Entonces, ¿cómo calificaría la relación con Chile?
Yo diría que estamos muy bien y que vamos a estar mejor.


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