A FAVOR
Claudia Cisneros
Periodista
“No invertir en Ciencia sería suicida”
¿Existe ministerio o Estado sin burocracia? No. La burocracia es inherente al Estado y a los ministerios. Los ministerios son funcionales o ineficientes según la capacidad de sus cabezas para driblear la burocracia y lograr metas. Quienes piensan que crear un Ministerio de Ciencia es solo crear más burocracia, en verdad piensan que la Ciencia y Tecnología no son prioritarios; muestran escasa visión del desarrollo e incomprensión del espacio-tiempo que vivimos.
El siglo 21 es de la Ciencia, la información y el conocimiento. Y la mejor forma de generarlos es abocándose a ello. El mundo se divide entre quienes inventan y producen, y quienes compramos y usamos lo que otros inventan. No solo innovación y ciencias duras, también ciencias aplicadas a problemas cotidianos. La minería, fenómenos naturales, nutrición, agricultura, educación, seguridad energética, alimentaria, agua, defensa, seguridad interna, salud, etc. No hay evento cotidiano que no esté cruzado por Ciencia o Tecnología. No invertir en ello es suicida. Por el valor per se del conocimiento, pero también por su valor y réditos económicos e inversión en el futuro de una sociedad.
¿Por qué un ministerio y no otra entidad? Porque sin un operador político con voz y voto en el Consejo de Ministros nada tan grande y transversal como esto tiene posibilidad de avanzar. Aun así hay que dar pelea al MEF, combatir ignorancias y miopías. Pasó con el MINAM. Se dijo que sería más burocracia, que sus funciones podían estar en otro ministerio. Pero se da la pelea –pese a la burocracia y a los cabes– desde el brazo político de un ministerio.
EN CONTRA
Camilo Ferreira
Economista
“Piensan en recursos pero no en resultados”
Se justifica el rol del Estado en la promoción de la Ciencia y Tecnología (CyT). Sin embargo, es imprescindible que la asignación de recursos públicos se halle ligada a ‘fallas de mercado’ y es necesario minimizar las ‘fallas de gobierno’ a fin de garantizar el buen uso de los recursos públicos.
Actualmente, la inversión pública en CyT se encuentra desligada del sistema productivo. Un estudio del Concytec (2004) señala que solo el 1.9% de las empresas llevaban a cabo sus proyectos de innovación asociados a organismos públicos.
Las agencias estatales de CyT han decantado en agencias de empleo para investigadores y su capital humano no posee ni las capacidades ni los conocimientos necesarios. Investigaciones en las que ningún miembro del equipo puede leer en inglés (el 85% de producción científica mundial está en ese idioma), sin análisis del posible impacto económico, con plazos de indagación inacabables, e inclusive utópicas, son el pan de cada día.
El establishment público en CyT maneja conceptos obsoletos tales como “Tasa de Autosuficiencia”; consideran el “modelo neoliberal” como la mayor amenaza al desarrollo tecnológico del país, y miden la capacidad de innovación en función a los montos asignados y el número de investigadores empleados.
Esto manifiesta un enfoque más hacia el uso de recursos que a los resultados, así como una desfasada vocación autárquica.
La creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología fortalecería un statu quo que requiere de reformas a profundidad y sería una receta segura para el desperdicio de recursos públicos.
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