Mónica Delta,Opina.21
¿Quién se responsabiliza de este accidente en la Costa Verde, que ni es el primero y está muy lejos de ser el último? Escuchaba las declaraciones de la alcaldesa Susana Villarán –quien se esmera siempre por parecer cool hasta en los momentos de desgracia– y su único fin parecía ser sacudirse rápidamente de cualquier responsabilidad. Sin querer queriendo, apuntó a los alcaldes distritales que “son los dueños de los terrenos”, pero a la vez dijo que se trataba de circunstancias totalmente fortuitas. Los alcaldes de Miraflores y San Miguel saltaron de inmediato, diciendo que hace mucho le están exigiendo a Lima que la Costa verde sea “enmallada” porque es una verdadera trampa mortal. Susana, mostrando una sonrisa impecable, aseguró que la “malla en la Costa Verde” se iba a colocar “cuando terminen los trabajos, en abril”. Mientras tanto, era menester implorar al cielo a que no lance más rocas, mientras miles de carros pasan implorando al santísimo para lograr llegar a destino sin contratiempos.
No deja de sorprenderme la cultura de impunidad que está instalada entre nuestras autoridades y, por qué no decirlo, en nuestra sociedad. No existe conciencia de responsabilidad del cargo y siempre se está señalando, con el dedo acusador, a otro, sin asumir ningún pasivo en primera persona. El chocolate está en la boca, pero “yo no me lo comí”. El “yo no fui” está instalado en el chip de quienes, además del poder que reciben por designación o mandato popular, no son capaces de adquirir la responsabilidad del trabajo no cumplido. Este es uno de esos casos. La Costa Verde es una vía de gran uso y mucha congestión que envuelve un peligro permanente. Que la autoridad autónoma, la alcaldesa y los alcaldes envueltos en el manejo de esta vía no se hagan los locos y asuman lo que han acordado ayer ¡ya!
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