Mónica Delta,Opina.21
mdelta@peru21.com
A todos, incluidas las empresas sensibles y estratégicas.
Los terroristas, ya sabemos, están activísimos desde el comienzo de este gobierno. Parece que han notado “que el gato no está y, por eso, los ratones siguen de fiesta”. La explicación del ministro del Interior, Wilfredo Pedraza, es inaceptable. La empresa “decidió” no contar con los “servicios de seguridad” de la Policía. ¿What? ¿Dónde se ha visto que un Estado deba pedirles permiso a las empresas, empresarios y ciudadanos para cumplir con su deber de proteger? ¿Es que ahora cada quién decidirá si la Policía o el Ejército actúa?
La empresa, dice el miembro del gabinete de Ollanta Humala, con aire infantil, prefirió tener su propia vigilancia. Además, indica que es muy difícil cuidar los 700 kilómetros del gasoducto. ¿Quiere decir que nos sentamos a esperar los ataques terroristas? Ya hemos visto fotos, del mes de junio, en las que se observa al inefable ‘Alipio’, sonriente, con fusil y cámara de foto en mano, dándoles un “ultimátum” a los trabajadores de la empresa proveedora del gas de Camisea para que no se olviden de “pagar su cupo” y “portarse bien”. ¿Otra vez Andrés…?
¿Y los empresarios por qué declinan de la protección militar y policial en sus instalaciones estratégicas? ¿Están realmente siendo extorsionados? Desde la mal llamada operación ‘impecable’ solo tenemos desazón y sabor a fracaso en la lucha contra el terrorismo en el VRAEM. Sentimos que los sanguinarios Quispe Palomino se burlan de los peruanos y desafían permanentemente la autoridad sin una pizca de temor. Ya es hora de que el ‘piloto’ de la nave llamada Perú conduzca el ‘avión de la seguridad’ con estrategias certeras, y sin que le ‘tiemble la mano’, y que no nos entretenga solo con “bla, bla, bla”. Ya estuvo bueno.
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