Atiendo a familias que quieren mejorar sus hábitos alimenticios. Si bien un hijo o hija puede necesitar ayuda en su alimentación, creo que toda la familia debe apoyar cambiando de hábitos para que no sienta que es él o ella quien está “a dieta” o quien tiene que evitar ciertos alimentos.
Por otro lado, hay padres muy preocupados por la educación de sus hijos, pero que no les importa, o quizá no saben, el daño que ciertos alimentos pueden causar. Quiero reforzar desde este espacio que un consumo regular de alimentos altos en azúcar, grasa y procesados puede elevar, junto a otros factores, el riesgo de contraer enfermedades crónicas no transmisibles como cáncer, diabetes, hipertensión o males cardiovasculares.
Al contrario: un aumento en el consumo de frutas, verduras, granos y semillas ayuda a disminuir el riesgo de contraer dichas enfermedades. No es recomendable premiar con comida, a menos que la recompensa sea una ensalada. Cuando damos un dulce como premio por terminar la comida, estamos dando una connotación positiva a un alimento que, en exceso, puede perjudicar la salud. A su vez, la comida pasa a ser “lo que hay que terminar para recibir el premio-dulce”.
De esta forma, sin querer, restamos valor a los nutrientes que ayudan a mantenernos sanos. Recordemos que somos el ejemplo de nuestros hijos y reflexionemos sobre el sentido de nuestros propios hábitos. Un padre coherente es aquel que si quiere ver sanos a sus hijos, empieza por cuidarse él mismo.
Por cierto, ¡espero que los papás hayan pasado un feliz día! Me pueden escribir a taliaschvartzman@gmail.com o contactarme vía Facebook en EcoNutrición Talia Schvartzman.
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