¡El Perú ya es Primer Mundo! La mejor prueba de esta afirmación fue esta reciente razzia de la ‘migra’ peruana en el Motorshow, evento donde se detectó y posteriormente se expulsó del país a un grupo de anfitrionas argentinas y colombianas por no contar con visado de trabajo (denunciadas por sus envidiosas pares locales. Por eso Oscar Wilde decía que la definición de amistad entre mujeres era “tregua”). Como ex sudaca en Madrid, no puedo menos que solidarizarme con los expulsados y pedir una reestructuración de Migraciones, que con sus trámites kafkianos impide que nuestro provinciano país se enriquezca con la llegada de extranjeros cualificados (o bellas, en este caso). Una madre debe presentar anualmente una declaración a Migraciones, donde jura que su menor hijo extranjero es suyo para que le renueven a este el carné de extranjería? O sea, el chico es el ave Fénix y nace cada año. Esa y mil cojudeces más así exigen allí, además que se tardan siglos.
¡Y ya pensamos como franceses! Por eso Segura declara ayer sin ruborizarse: “Compensatoriamente, la tasa de dividendos va a subir, de manera que la tasa conjunta llegue a 30%. El propósito de esta medida es que las empresas reinviertan sus utilidades en lugar de distribuirlas entre sus accionistas”. Y la Confiep, CCL y Comex aplauden este intervencionismo dirigista, que va contra la libertad de lucro que anima la creación dinámica del capitalismo.
Como en Francia, ganar plata es pecado y hay que castigarlo (como ahora con personas naturales) o redirigirlo (como para las empresas). Vives en un país de servicios estatales africanos, pero te sofocan tributariamente como a un europeo… ¡Alfonso García Miró es francés!
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