Mercedes Aráoz,Al.Mercado
En la actualidad vemos cómo muchas ciudades en el mundo compiten por atraer a vecinos y a empresas a su territorio, las miramos haciendo campañas para salir en los ránkings del doing business como lugares atractivos para invertir, mostrando un perfil claro de ser ciudades seguras, digitales, creativas, verdes, entre otros nombres y características, y que al final del día llevan a los ciudadanos a “votar con los pies”, es decir, mudarse a estos espacios urbanos porque ofrecen trabajos dignos y de calidad, así como una convivencia ciudadana y con futuro para sus hijos. En América Latina, casi el 80% de la población vive en ciudades, pero con características totalmente disfuncionales y desiguales entre sí. En gran medida esto se debe a que hemos votado más por emoción y simpatía antes que por un análisis serio de las propuestas que nos traen los candidatos. Las elecciones de hoy nos deberían llevar a la reflexión de si queremos tener alcaldes con solvencia técnica y moral y con planes de una ciudad o región digna de vivir, o simplemente nos quedamos con quien hace obra sin estrategia o con quizá uno que solo quiere una licencia para robar. Depende de nosotros, los electores, el destino de nuestras ciudades.
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