Mónica Delta,Opina.21
Un súper ministro de Economía que determina. Un empequeñecido primer ministro, además de cuestionado, a quien la gente ni siquiera reconoce.
Ahora, un flamante ministro de Energía y Minas que parece no entender lo que es ser juez y parte de un asunto que afecta los intereses del Estado. Un presidente del Congreso, cuya motaría ( ahora en manos de su cuñada) se ha visto beneficiada por “trabajos” en la región Áncash.
Un jefe de Estado que tampoco parece haber aprendido que, cuando se ostenta el poder, por lo menos hay que cuidar las formas evitando convocar a personas que hayan estado relacionadas con sectores en los que, siendo ministros, pueden seguir favoreciendo aun en contra de los intereses nacionales.
Un presidente que no entiende que hay problema cuando ‘se hace el sueco’ en los asuntos institucionales, creyendo que hablando de la quinua va a pasar piola. Un mandatario que atribuye todos sus problemas a que los gobiernos anteriores no hicieron nada y más bien considera que está refundando la patria.
Un presidente que sigue en control remoto frente a una sociedad que incrementa su terror y su desprecio porque la vida cada vez vale menos. Porque las reglas y las leyes están pintadas. Porque la cadena de responsabilidades frente a la seguridad vial y a la seguridad en general es letra muerta. Porque se sigue creyendo que, con tal de continuar creciendo, en la economía grande nos verán desde el exterior con envidia. Porque no importa que desde las cárceles se siga manejando el hampa. No importa que muchos policías sean corruptos. No importa que a todos los que están en la política se les meta en el mismo saco apestoso con tal de seguir teniendo guardaespaldas, circulina, banda o fajín. En realidad, por si no se ha dado cuenta, presidente, sí hay problemas, y muchos.
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