“¡Oh Dios mío, oh Dios mío!”, repetía una y otra vez Serena Williams, cuarta favorita, después de ganar el Abierto de Estados Unidos tras una final de infarto ante la bielorrusa Victoria Azarenka (1°), a la que venció por 6-2, 2-6 y 7-5.
En la misma cancha donde, con 17 años, conquistó su primer Grand Slam en 1999, la menor de las Williams sumó su decimoquinto ‘grande’. Ya luce cuatro US Open, cinco Abiertos de Australia, cinco Wimbledon y un Roland Garros.
Serena tuvo un inicio arrollador. Metió 16 tiros ganadores y permitió solo dos de su rival en el primer set. Pero el partido no iba a ser un paseo: Azarenka devolvió el golpe en la segunda manga y no aflojó en el set definitivo, una batalla de pelotazos desde el fondo.
Con 5-3 arriba, Azarenka cedió su saque y dejó que Williams le diera vuelta a la historia. No lo creía Serena. Tampoco su rival, que lloraba al otro lado de la pista.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.