22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

- Pocas veces un discurso en CADE es más esperado y va a generar más consecuencias económicas de aquí al 28 de julio del 2016 que aquel que hoy va a dar el titular del MEF, Alonso Segura, a las 13 horas ante todo este auditorio empresarial en Paracas. Retado por su antecesor Luis Carranza sobre que imite al rey inglés Enrique V, Segura tiene que despertar a los ‘animals spirits’ del empresariado local, pues eso sería muchísimo más efectivo que cualquiera de estos interminables e intrascendentes paquetes de estímulo. Y no solo transmitir entusiasmo en la forma, sino en el fondo: Segura tiene que electrizar a estos oyentes claves con alguna iniciativa interesante, no estas recatafilas de promesas de obras (que no se hacen), de bajar trámites (que apenas se reducen), de crear nuevos contratos laborales (que nadie usará), y cosas lejanas por el estilo. Algo audaz, por ejemplo, sería bajar el IR a la tercera o a la quinta categoría y/o el ISC a los combustibles. Y no vengan con el sonsonete de que un dólar en obras rinde más que bajando impuestos, que es hora de gestos que calienten los espíritus para generar riqueza colateral, no de cálculos de frígidos contadores. Segura tiene que despabilarse hoy o, si no, esto va a acabar –tontamente– en una recesión, tanto por la reacción tardía de Castilla como por la falta de liderazgo de Segura.

- Escuché a Urresti ayer en CADE: incesante histrionismo y verborrea (¡se pasó una hora!), mezclados con harta euforia, casuística menuda y algún marco empírico para actuar. Me queda claro que va a ser el candidato presidencial oficialista, para ser la locomotora que meta unos 10 congresistas humalistas.


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