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El reciente dislate presidencial respecto al sueldo del Dr. Julio Velarde trae a colación una barbaridad histórica que bien vale la pena revisar, así sea impopular: los salarios de los empleados públicos, partiendo además del de la cabeza del Estado Peruano, el mandatario Ollanta Humala.
Según información recabada por el diario francés Le Monde, los salarios de los presidentes latinoamericanos van desde los US$2,167 del presidente boliviano hasta los US$20,400 del presidente mexicano; al tipo de cambio, el presidente peruano aparece como el segundo peor pagado con US$5,500.
¿Tiene sentido que quien dirige los destinos de una nación, y quien maneja un presupuesto que bordea los US$43,000 millones, gane 7 veces el PBI por persona? Y, más importante aún, ¿qué incentivos perversos generan que nuestra burocracia tenga salarios tan mediocres?
Este no es un discurso estatista, como algunos clamarán. Sí, creo que los salarios deben estar alineados a la productividad, pero, en el caso de los jefes de Estado, esos salarios responden a un fin populista, no a una lógica social o económica. De hecho, al hacer la correlación entre salarios de los presidentes latinoamericanos y el grado de populismo (utilizaré como variable el índice de competitividad del Foro Económico Mundial), la relación es bastante clara: mientras más populista, menos salarios, y viceversa.
Tampoco se trata de hacerse rico en el poder (como el caso del premier de Singapur, cuyo salario bordea la friolera de US$2 millones), pero, si de populismo se trata, miren el salario del premier chino (US$10,000) o el del dictador cubano (US$360… al año).
Como sea que el salario presidencial limita los sueldos del sector público, bueno sería que este gobierno (entrando a la fase de salida) revise esta norma, de tal manera que el Estado Peruano pueda atraer un poco de talento, que tanta falta le hace. La solución no pasa por aumentar los salarios a rajatabla, sino de reformar el Estado a un tamaño adecuado y pagar razonablemente a quienes conduzcan dicha organización.
Bien dice el refrán: “Si usted paga con maníes, usted obtendrá monos”.
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