Reflexiones sobre Cajamarca II

Juan José Garrido,La opinión del director
director@peru21.com

Para analizar lo ocurrido en Cajamarca, además de entender el contexto y circunstancias específicas –a los que me referí ayer–, debemos hacer un esfuerzo por entender la naturaleza de la política. Es decir, entender no aquello que debería ser –lo que Lima o la clase empresarial pueden creer que es lo mejor–, sino lo que es, y la manera en que se ve condicionado por las correlaciones de fuerza y la lucha por el poder.

Cajamarca es, después de los sucesos de Conga, un bastión político vital para todo aquel que desee acceder al poder: ganar Cajamarca significaba tener la oportunidad de negociar –con la sartén por el mango– con los personajes y las zonas claves, así como con la empresa, y obtener así el ticket ganador.

Haga mentalmente el ejercicio: imagínese a [coloque el nombre de un líder político en la idea] sentado en una mesa con los representantes de las comunidades aledañas, otros dirigentes políticos y directivos de la empresa, comunicándole al país: “Conga va bajo las siguientes condiciones…”.

Ahora imagine las consecuencias de ese acto. Primero, imagine el crecimiento de la popularidad de [quien haya estado entre corchetes], y, segundo, imagine qué ocurriría con la popularidad del presidente Ollanta Humala (que es quien debería estar en esos corchetes, pero que, por motivos que desconocemos, ha decidido no darle importancia al tema).

Después de aquellas dos imágenes, realice usted los cálculos políticos con la siguiente condición adicional: el nombre del líder político con mayor probabilidad de estar en esa situación era Keiko Fujimori. Eso es hacer política: el arte de llegar y mantenerse en el poder, y de hacer todo lo posible para que tus contrincantes no accedan a él.

En Cajamarca ganó Santos por dos motivos: porque supo capitalizar las creencias de las zonas rurales (las minas son malas, contaminan tu agua y tus pastos, se llevan tu riqueza y tú sigues pobre) y porque en Palacio hicieron lo posible por impedir la victoria del candidato fujimorista, principal contendiente de Santos. Así de simple y sencillo.