Ricardo Lago afirma, sin prueba alguna, que existen jugosas comisiones en grandes proyectos de APP, y se niega a dar los nombres de quienes reciben las jugosas comisiones. A cualquiera se le ocurre que, cuanto más grande el proyecto, más alto está quien recibe la comisión. Esto es agraviante. Echa barro sin asco. Basa su ligereza en un informe ¡del 2005! de Transparencia Internacional sobre corrupción global. Ninguno de los proyectos de los que habla existía en 2005.
Lago deplora la falta de competencia y da cuatro ejemplos, mezclando papas con camotes: Satélite y Refinería Talara (que son compras directas del Estado), la Línea 2 del Metro y GSP (dos APP, la primera cofinanciada, la segunda pagada por los consumidores de electricidad, como Camisea). Los procesos de la Línea 2 y GSP estuvieron a cargo de ProInversión, intervinieron el ministerio concedente, regulador, Contraloría, MEF. Lago debiera informarse mejor y en vez del Informe TI-2005, debe mirar los contratos respectivos y su historial en la web de ProInversión.
¿Cañones o mantequilla? Este dilema resulta anticuado. Los tiempos han cambiado: el FMI recomienda a los países endeudarse a largo plazo en infraestructura. El Banco Mundial recomienda invertir masivamente en infraestructura utilizando APP. Naturalmente, debemos seleccionar cuidadosamente los proyectos de infraestructura, y procesarlos con transparencia, sin corrupción. ¿Qué busca Lago echando barro de esta manera?
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