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Entre otras razones, los electores deciden por una lógica de oposición. Se ha visto, a lo largo del tiempo y en distintas plazas, que, cuando el incumbente (aquel que detenta el poder) presenta uno o más rasgos negativos acentuados (ineficiencia, ignorancia, timidez, etc.), los votantes buscan sustituirlo por alguien que posee –o es percibido como poseedor de– las características opuestas.
Esta es una de las claves detrás, tal vez la más importante, del masivo apoyo al recientemente electo Luis Castañeda; más allá de si es correcta o errada, la percepción generalizada es que la actual alcadesa es ineficiente. Aquí no se trata de si es cierto o no, sino de cómo es percibida por los votantes.
Llevando este razonamiento a las elecciones generales de 2016, uno puede intuir que el favor de los electores beneficiará a aquellos que demuestren resolución (capacidad de lidiar con la inseguridad que nos rodea), cuadros técnicos competentes (un equipo que pueda diseñar y poner en marcha reformas) y que sepa cómo reactivar la inversión y el consumo privado (alguien capaz de despertar ilusión sobre el futuro inmediato de nuestra economía).
Esta breve descripción puede explicar por qué lideran las intenciones de voto K. Fujimori (31%), P. Kuczynski (17%) y A. García (9%). Frente a esta fotografía, que cambiará con el tiempo, distintos detractores, dentro y fuera del gobierno, han reaccionado orondos y decididos. Pero, como en el caso de la alcaldesa Villarán, los electores votarán por quien perciban capaz de resolver sus preocupaciones, un líder al que se le presuma seguridad, capacidad de gestión y que augure mejores perspectivas económicas.
Vistas así las cosas, si el gobierno y su entorno de verdad quisieran evitar el retorno del aprismo o del fujimorismo al poder, deberían estar trabajando en cambiar la realidad de los electores, y con ello, comunicación mediante, sus percepciones.
Los gritos y bravuconadas no son sino ejercicios retóricos. Reduzcan la delincuencia, muestren reformas eficaces, reactiven la economía, y veremos cómo cambia la intención de voto.
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