Guido Lombardi,Opina.21
En su Mensaje a la Nación del 28 de julio de 2012, el presidente Ollanta Humala anunció la creación del Sistema Nacional de Prevención de Conflictos.
Para diseñar ese sistema se creó la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad como dependencia del despacho del primer ministro. En su último reporte, dicha oficina no contabiliza siquiera, entre los conflictos existentes, el problema que ha generado la huelga.
El señor Juan Jiménez (traduciendo el último mensaje presidencial) afirma que las movilizaciones son promovidas por los que no quieren que nada cambie. Quizá eso sea válido para un sector de los servidores públicos que no quieren ni oír hablar de meritocracia, de evaluaciones o de un sistema ordenado de remuneraciones. Inclusive para los jóvenes insolentes que salieron a protestar, con información insuficiente, contra el proyecto de Ley Universitaria que se debate en las comisiones del Congreso. Pero no puede atribuirse a los médicos que firmaron, de buena fe, un “compromiso para trabajar en armonía, respeto y paz laboral (…) y hacer viable la reestructuración salarial y la Reforma del Sistema Nacional de Salud”.
Si bien el Ministerio de Salud (Minsa) ha cumplido con parte de los acuerdos formalizados en ese compromiso (pago de bonos extraordinarios e incremento en las remuneraciones a médicos que trabajan en zonas alejadas y de frontera), no ha podido presentar la política integral de remuneraciones.
Esta debía ser elaborada por una comisión multisectorial creada especialmente para tal fin que, aparentemente, la tiene prácticamente lista. Pero nadie puede pretender que sigamos confiando después de tantos anuncios que quedaron solo en eso.
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