22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Angélica (43 años, dos hijos pequeños) tenía cáncer. El único tratamiento que podía salvar su vida costaba S/.365 mil, es decir, su salario de 50 años. Cada dosis de Herceptin (un biofármaco de la farmacéutica suiza Roche) cuesta hasta US$2,000. Ella necesitaba 52.

Angélica hipotecó su casa y con el dinero (que pagará para siempre) les devolvió su madre a sus hijos.

De acuerdo a una investigación de @OjoPúblico, algunas de las farmacéuticas más grandes del planeta –reunidas en Alafarpe– han bloqueado el ingreso de productos similares que combaten severas enfermedades degenerativas como el cáncer y la artritis a costos muchísimo menores. La estrategia del amparo judicial no solo funciona para los impuestos impagos de Movistar y las rutas de Orión.

Según Alafarpe, los laboratorios de India, Corea o Brasil no pueden garantizar la eficacia de sus biosimilares (así se llaman) ni el Minsa ni la Digemid pueden certificarlos y por ello representan un riesgo para la gente. ¿Y no lo es el que tu biofármaco cueste el doble que en Chile y que encima impidas el ingreso de alternativas de menor costo?

El año pasado, en la India, Natco Pharma produjo un biosimilar al anticancerígeno de la farmacéutica Bayer a un 97% de descuento sobre el precio del producto original. El presidente de Bayer dijo que eso era “un robo”, pero que no afectaría su negocio: “No lo desarrollamos para el mercado indio, (sino) para los pacientes de Occidente que puedan pagarlo, para ser francos”.

El Minsa publicará un reglamento con estándares de la OMS, la FDA y la EMA que levantará la prohibición de importación de biosimilares y reducirán los precios entre un 30% y 60%. ¿Alafarpe? Presiona en contra. Angélica pudo hipotecar su casa y salvar su vida. Y si no tienes, ¿te mueres no más?


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