Mónica Delta,Opina.21
Se preguntarán a qué viene ese título. No es una telenovela, pero encajaría dentro de un reality. El protagonista, el presidente Humala. Hemos señalado hasta el cansancio que nos parece un hombre con buenas intenciones, aunque desconfiado hasta la obsesión.
Presidente, usted hace lo que puede hacer, pero no se convence ni a sí mismo y, por ende, no genera ningún liderazgo que acompañe su mensaje. Con sinceridad, creo que su último discurso fue bueno, pero necesitamos que lo acompañe con entusiasmo y claridad en la forma de cómo será el trabajo de gestión, que es el talón de Aquiles de nuestra realidad. Las grandes coordenadas: educación y salud. ¿Quién podría estar en contra? Pero los enunciados y el aumento presupuestal por sí solos no conducen a la ejecución adecuada de las estrategias trazadas. La pasión no está prohibida, debe evidenciarla, creer lo que está diciendo. Debe ser expresada a los peruanos. Ese es el ingrediente secreto, presidente. Y, como ya lo habrá captado por el mensaje ciudadano, eso le corresponde a usted, no a su esposa.
Ella tendrá su tiempo, si la gente así lo decide. Mientras tanto, debe ‘vendernos’ su entusiasmo. De otra manera, podrá contarnos que quiere llegar a la luna y sabe cómo hacerlo, pero lo triste es que seguiremos sin creerle. Presidente, debe confiar en sus capacidades y en los peruanos. Debe abrir su juego político, debe dejar la paranoia contra sus adversarios y respetar a los propios. Pero de verdad, no repitiendo, sin convicción, que necesitamos unidad. Debe sentir que es capaz de gobernar con hombres y mujeres que piensen distinto, pero que, al final, busquen los resultados que todos aspiramos: un Perú más seguro, con inversiones, más próspero y menos polarizado. Esta no es una batalla militar, no lo olvide. Bote al tacho de basura sus muletas políticas y tome la decisión de animar al país, con una gestión saludable y esperanzadora. Sin temores ni complejos. Con pasión y sin vergüenza por haber optado por el capitalismo. Solo tiene este año. El 2015 ya es otro cantar.
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