23.NOV Sábado, 2024
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Opinión

“Hay que recuperar la confianza para regresar al círculo virtuoso… Emprender reformas más ambiciosas”.

“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar…”. Así empieza la genial novela corta de Gabo. Hay que corregir. Y eso depende de quienes no tenemos sangre en el ojo, queremos vengarnos porque no se reconoció nuestro derecho divino al poder, estamos asesorados por ayayeros de tercera. En el PPC sin mafia tenemos la responsabilidad de intervenir. Y lo mismo vale para la izquierda liberal, por ejemplo. No se puede hacer Chinchero por obra pública, porque rescindir el contrato conlleva pagos millonarios y aleja la inversión. Y la obra pública es otro robo a mano armada, así que la dialéctica populista no ayuda.

Ojalá que la conferencia de prensa del primer ministro marque un punto de quiebre y refleje una estrategia política. El deseo del presidente de tender puentes es bienvenido. Pero no irá muy lejos si siguen siendo la madeja de lana con la que juega el gato mototaxista.

¿Qué cambiar ya? Las Tres Marías no pueden tener más poder que los ministros. Que entren al gabinete si quieren detentar ese poder. Los wachiturros deben ser aislados; uno no puede ser nombrado asesor, y menos lo pueden defender. Hay dos ministros que debieron irse por indicios de corrupción. Y el embajador Luna no puede tener copado Palacio.

¿Cuál es la estrategia política? ¿Qué objetivos de gobierno son prioritarios? ¿La reconstrucción, la reforma de Proinversión, la de todas las aguas, concretar megaproyectos, otras? ¿Qué políticos van a intervenir, desde adentro o afuera? ¿Van a movilizar a dirigentes? Etc.

Seguimos siendo el país que se integra, progresa, el mega y biodiverso, el de las civilizaciones madre, el que no enfrenta restricciones macro. Hay que recuperar la confianza para regresar al círculo virtuoso, además de emprender reformas mucho más ambiciosas.

La política es la clave. Ojalá que actuemos: la crónica de la muerte anunciada de la ilusión tecnocrática con frivolidad política sigue su curso inexorable en la novela.


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