Las civilizaciones madre fueron gravemente afectadas por El Niño. Jequetepeque Zaña, una de las ciudades más grandes del mundo, prácticamente desapareció.
Wari decayó y el pequeño señorío quechua se volvió el Tawantinsuyu. La Dra. Rostworowski procesó registros de los oidores después. Y así.
En 1983, México incumplió el pago de la deuda a sus acreedores, después de un boom en que los bancos comerciales prestaron y los gobiernos latinoamericanos se endeudaron irresponsablemente. En medio de la crisis de la deuda, un El Niño destruyó nuestro país y contribuyó a que el PBI y la inversión privada cayeran 10.4% y 38.5%, respectivamente.
Ahora tenemos dinero. Seguimos sin tener Estado, sin embargo. El gobierno pasado transfirió el INDECI de la PCM a Defensa, además de responsabilidades a los municipios. El INDECI les exigió llenar unas fichas para pedir maquinaria y otros bienes ¡en medio de una emergencia! El MEF asignó S/50 millones para la emergencia, a razón de S/100 mil por municipio. Hasta hace días no habían podido gastar nada.
Horas después de escrita esta columna, PCM debería haber anunciado DUs para corregir errores. Oficiales del Ejército ya coordinan la ayuda privada: máquinas, bolicheras para llevar ayuda, además de medicinas y bienes diversos.
También habrá una web para monitorear el daño y asignar la ayuda. La contraposición entre quienes están trabajando en las zonas afectadas y algunos políticos se acentuará. Los primeros ven al gobierno actuar. Los segundos no, por decir lo menos.
Algunos de los segundos apoyaron la desorganización de INDECI. Algunos de sus congresistas hacen propaganda con la ayuda o palean para las cámaras. A uno de sus aliados políticos se le cae un puente ante cámaras porque “la ingeniería tiene límites”. Y pontifican.
No hay Estado. No hay partidos. Casi no hay políticos. El gobierno es débil. Ojalá siga agarrando vuelo. A ver si surgimos con El Niño.
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