¿Les parece exagerado comparar el eventual fusilamiento de la reforma educativa con el horrendo crimen que cometieron terroristas que mancillan una religión?
La interpelación está motivada por lo siguiente. Primero, algunas universidades financian campañas políticas. Como ocurre siempre, los montos reales del financiamiento exceden largamente a los reportados. Segundo, algunos congresistas y ex congresistas dictan clases y hacen consultoría para algunas universidades. Son una especie de plan de jubilación muy popular, como puede verse en listas que exceden ampliamente a las que he visto.
Es obvio que, en la inmensa mayoría de los casos, los ingresos son largamente superiores a los de mercado. Tercero, los caciques de algunas universidades públicas ofrecen a congresistas o aspirantes redes electorales y clientelistas.
No está en juego si el Minedu es responsable de que el sistema de compras del Estado sea deficiente o que Prodiversión, la sepultada por la reforma en curso, no haya sido capaz de ejecutar una sola APP del ambicioso plan que diseñó el ministerio. Plan que, no olvidemos, elimina las coimas, asegura el mantenimiento que hace innecesaria la reconstrucción de la infraestructura y ofrece la necesaria.
El Minedu ha pisado callos y callos, a lo peor de nuestra sociedad. A los que trafican con las oportunidades de los niños. A los terroristas del subdesarrollo.
Quiero una reforma educativa. Que los niños tengan mejores oportunidades. Que los buenos profesores sigan ganando más, por primera vez en cinco décadas. Que esos directores a los que dan ganas de besar sigan manteniendo los excusados, el uso más frecuente de los fondos que ahora reciben.
Y quiero pasar por el excusado a esos profesionales de la infamia, de la mentira, del rencor, de la venganza, de la mediocridad, de la incapacidad para debatir o proponer.
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