Pablo Secada: Arrow y PPK

El martes nos dejó Ken Arrow, otro grande. Sus ideas seguirán vigentes y siendo aplicadas, poco a poco, como cuando vienen de mentes brillantes. Bloomberg, New York Times y Stanford han reseñado sus contribuciones.

Quiero concentrarme en la elección pública. Economistas y politólogos colaboramos en esta disciplina del conocimiento, que plantea las dificultades al decidir qué hacer y actuar. Necesitamos hacerlo para que el Estado provea seguridad, justicia, educación, salud, infraestructura e innovación, lo cual hace pésimamente.

En su famoso teorema, prueba que es imposible formular preferencias sociales estables, bajo condiciones mínimas y que se pueden tomar decisiones arbitrarias incluso en democracia. No dejó un resquicio para interpretaciones ambiguas de su aporte. Sus discípulos no dejaban de sorprenderse de nuestras democracias formalistas, instituciones precarias y políticamente excluyentes, y todopoderosos mercas. Se hubiera sentido en casa acá, viviendo en su objeto de estudio.

La teoría de la elección pública plantea otra valla importante: los problemas de acción colectiva. A la sociedad le cuesta mucho decidir qué hacer y cómo actuar. Son las instituciones las que permiten superar estos obstáculos. En ausencia de ellas, como acá, los grupos que tienen incentivos suficientes para actuar o los emprendedores políticos pueden resolver ambos problemas.

Y acá entra PPK. Tiene que actuar como un emprendedor político y corregir sus prioridades. Cuando lean esto ya habrá hablado con Trump. Es mejor que ese facho merca ni se acuerde de nuestra existencia. No vaya a querer escalar la absurda guerra contra las drogas. Ya tenemos el TLC. No es nuestro problema.

Pedir facultades para reformas institucionales, políticas y electorales debería ser la prioridad. Reformas que promuevan la competencia enfrentando a los mercas y sus lobbies, o programas serios de infraestructura, innovación y seguridad. Insisto, ahora es cuando.