PARÍS.– “Es un milagro”. Poco pudo decir Toni Nadal antes de quebrarse y alejarse con el rostro cubierto de lágrimas mientras, en la cancha, su sobrino profería el grito que atravesó los Campos Elíseos y llegó a la mismísima Torre Eiffel. Rafael Nadal acababa de derrotar a Novak Djokovic 6-4, 3-6, 6-1, 6-7 (3-7) y 9-7 y, aunque parezca increíble, Roland Garros continúa. Porque falta la final.
Cuatro horas y 37 minutos. Ese fue el tiempo que ‘Rafa’ se tomó para decirle al mundo que su rodilla izquierda está sana. Nadal aguantó las embestidas del número uno del mundo desde el fondo de la pista para ampliar su racha en el torneo sobre tierra batida a un impresionante 58-1 y alcanzar su octava final en París, algo único.
“Es muy especial para mí. Novak es un combatiente… y ganará aquí algún día. Pero yo iba a luchar”, señaló el español, que pudo acabar el partido en el cuarto set, pero perdió su saque cuando estaba 6-5 antes del ‘tie-break’. Peor aún fue el quinto, donde perdía 4-2. Pero por eso se denominó ‘milagro’. Porque Nadal remontó y demostró que Roland Garros es su segunda tierra. Ahora, en la final, tendrá enfrente a su compatriota David Ferrer. Aunque poco le importará la misma bandera.
DATOS
- Desde su regreso, Nadal suma seis títulos y tres finales. De ganar en París, acumularía siete trofeos este año.
- David Ferrer venció al francés Jop-Wilfried Tsonga por 6-1, 7-6 (3) y 6-3.
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