25.NOV Lunes, 2024
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Opinión

El Perú fue bastante innovador cuando creó el instrumento de Obras por Impuestos, un mecanismo que permite a las empresas el pago adelantado del impuesto a la renta a través de un proceso de asociación con un municipio. El objetivo es la construcción de alguna obra pública prioritaria para la municipalidad y registrada en el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), pero que por razones presupuestales no es posible financiar por el propio municipio. Allí entra el aval del gobierno nacional que autoriza y reconoce la obra como pago de impuestos de la empresa. Como resultado de este mecanismo, se han logrado inversiones en todos los departamentos por más de 1,600 millones de nuevos soles desde el 2009 a la fecha.

Ahora bien, hay otros espacios donde la inversión privada podría asociarse con el sector público y generar también inversiones con alto impacto y ese es el sector social. Esta vez ya no solo cemento y acero, sino programas sociales innovadores con resultados. El instrumento innovador que sugiero es el uso de los Bonos de Impacto Social. Fue en Gran Bretaña, en el año 2010, donde se logró la primera asociación público-privada (APP) en esta materia. El objetivo era reducir la tasa de reincidencia de ex convictos, reos primarios, en una localidad específica, con el apoyo del sector privado y la sociedad civil se logró reducir en casi 10% la tasa de reincidencia en el primer año de implementación.

El modelo funciona a grosso modo de la siguiente manera: el sector privado se compromete a cubrir la inversión en un programa social innovador identificado por la autoridad gubernamental como de alto impacto, el sector público se compromete a reembolsar la inversión inicial más una tasa de retorno en un plazo determinado, luego de comprobar que los resultados esperados son efectivos. Si las metas no son alcanzadas, se pierde ese capital inicial. Es un modelo de APP en lo social, donde el sector público comparte riesgos con el sector privado, como en cualquier otra APP. Lo novedoso es que no solo se trata de obras públicas sino de programas sociales. Bien podría esto implementarse en las áreas de influencia de muchas inversiones que existen en nuestro país.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), está promoviendo este tipo de instrumentos innovadores para generar bienestar en nuestra región y estamos prontos a tener un primer ejemplo en México.


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