Aldo Mariátegui,Ensayos impopulares
D-16 tiene todo el derecho de ser toledista-villaranista; eso es parte de la libertad de prensa. Lo que me llama la atención es que le haya dedicado 12 portadas demoledoras a Castañeda en los 14 días que llevaba agosto hasta ayer y que justo en ese lapso hayan coincidentemente aparecido cinco avisos de publicidad estatal de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), más un encarte del discurso presidencial, siendo un diario de subsistencia complicada, con solo ocho mil ejemplares de venta y casi sin publicidad privada, lo que le hace de impacto muy limitado para cualquier campaña estatal con avisos que pagamos los contribuyentes. Extraño, ¿no? No sé si esto no inquietará a sus distinguidos columnistas Francisco Belaunde, Pablo Quintanilla, Ronald Gamarra, Augusto Ortiz de Zevallos, Eduardo Dargent, Jerónimo Centurión, Javier Torres, Sonaly Tuesta, Daniel Parodi, Maribel Toledo-Ocampo, Rodolfo Sánchez Aizcorbe, Juan Infante y Jorge Secada (no incluyo en este pelotón a Massa, Ferrari y Sasieta). Me imagino que tranquilizarán sus conciencias con el argumento de que tan solo son columnistas y que esas 12 portadas seguidas contra un personaje político van por otro lado. O creerán cínicamente que al final lo importante es contar con el espacio propio y que no interesa si ya se está lindando con la “prensa chicha”. Muy bien, pero les ruego que de ahora en adelante no sermoneen a los demás, como les gusta hacer a algunos (y no me vengan a comparar mis portadas críticas contra Villarán en Correo, que estas jamás fueron diarias y mucho menos por tantos días consecutivos, además de que era un diario que vendía seis veces más y con harta publicidad privada).
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