Él tiene una pesadilla. En ella, PPKuczynski lleva un atuendo de mujer y a su alrededor se celebra alguna especie de ritual. Está amarrado en un poste de madera, como los exploradores europeos en las películas gringas de caníbales de los años 40. A su lado pasa Ántero Flores-Aráoz disfrazado del gato Félix persiguiendo a Magaly Medina al ritmo de “Fuma el barco”. PPK se descubre asustado, pero luego recuerda que se trata de un sueño y que aquí la verosimilitud es lo de menos. “Ya vengo, no te vayas a morir”, le dice el gato.
Como en una película de Indiana Jones, una sacerdotisa aborigen se le acerca y hace el ademán de que va a sacarle el corazón con la mano. “Keiko, no seas malita, estamos del mismo lado”. En el cuello, la sacerdotisa lleva un collar con las cabezas de Thorne, García, Zavala, Basombrío y a Saavedra completito.
En las graderías, comando sur pide que lo tiren al volcán y norte que no sea huevón y use el cuchillo que tiene entre las manos para cortar sus amarras, apuñalar a la hechicera y salir corriendo. Mientras Keiko afila el cuchillo delante de sus huestes, se le acercan unos enanos que apenas reconoce: “¡Firulais, Patán, Roco! Rápido, desátenme, yo estoy de su lado y también soy virgen en política”. Al más chiquito se le escapa una risita patanezca mientras se acerca a Keiko con una piedrota. “Con esto afila más rápido, alteza”.
Se oyen gritos: “¡Es el pastor y sus guerreros que vienen a salvarme!”. Entre los zombies arrodillados se abre paso Arana con un machete de un metro, mira a PPK, mira a Keiko, alza el machete por encima de su cabeza y grita Kausachum!!! Y, a toda velocidad, se tiran al volcán.“Solo el gordo podrá salvarme”, piensa PPK, y se despierta. “Tengo que soltar al chino”. Eso fue anoche.
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