Lecturas posibles

Guido Lombardi,Opina.21
La última encuesta de Ipsos-Perú revela cifras que ratifican el creciente descontento ciudadano con el gobierno y prácticamente con todas las instituciones del Estado.

Nada de eso es verdaderamente novedoso y, sin embargo, poco se ha hecho en los últimos 34 meses por revertir la tendencia. Pero hay un dato que resulta revelador y que debiera ser materia de preocupación no solo para los numerosos asesores de imagen sino para todos los ciudadanos que queremos un país más ordenado y próspero: el 50% de los encuestados considera que nuestro presidente carece de liderazgo.

Puede que esa percepción se haya construido a partir de diversos factores: su incapacidad para resolver urgentes problemas en los que comprometió su palabra de candidato, su dificultad para encontrar jefes de gabinete con autonomía, su tendencia a interpretar cualquier discrepancia como un agravio personal o la excesiva influencia de su señora esposa en los asuntos de gobierno, por solo citar algunas de las razones posibles para esa escasa valoración del liderazgo de la persona a la que elegimos para dirigir el gobierno durante 5 años.

Personalmente, considero que su frecuente malhumor ante las preguntas de la prensa (que, básicamente, demuestran inseguridad y falta de claridad en las ideas) es el elemento que más perturba la imagen de conductor y guía que es indispensable si se quiere cumplir la tarea de gobernar.

La pachotada con la que respondió a la inocente pregunta “¿Qué está leyendo, señor Presidente?” es una prueba de ello. Había tantas respuestas posibles en un ambiente como el de la Feria del Libro de Bogotá, con el Perú como invitado de honor y rodeado de lo más representativo de la intelectualidad literaria nacional, que su respuesta (inmiscuyéndose en un tema del que debería mantenerse cuidadosamente distante) tiene una sola conclusión posible: el presidente Humala no solo no lee, tampoco piensa.