Mónica Delta,Opina.21
Policía local: Sin esperanza y con graves problemas de corrupción. Representantes judiciales de la zona: Actuación sumamente dudosa a quienes señalan las víctimas como “comprados”.
Por la enorme llamada de atención provocada por la prensa en Lima, “algunas” de las autoridades empiezan a reaccionar frente al horror de los “crímenes políticos” aunque tarde, pese a que todas las alarmas comenzaron a sonar hace mucho. El grito es de una muchacha de 20 años adolorida, hasta el alma, por los asesinatos de su hermano y de su padre, Ezequiel Nolasco. Él fue el octavo de los que mandaron a matar. Todas las víctimas tienen en común alguna relación con temas y casos que incomodan al poderoso presidente regional. En imágenes recientes hemos visto a un Álvarez con “lágrimas secas” anunciar que no irá a la reelección. ¡Qué bueno! Lo que ahora debe hacer una justicia objetiva, si lo encontrara culpable, es enviarlo a la cárcel por mucho tiempo.
El presidente Humala ha dicho que hará visitas inopinadas a diferentes regiones del país. Es su obligación. Debe liderar personalmente la coordinación de la lucha contra la inseguridad en el territorio nacional que, además, tiene “estos vericuetos criminales” como es el sicariato para deshacerse de adversarios de cualquier naturaleza. El terrorismo de los 80 comienza a ser reemplazado por los crímenes ‘delivery’. Áncash no es el único sacudido por el ambiente de horror y lo sabemos. Hay otras regiones que están en la misma senda. No hay tiempo que perder: Es imprescindible “limpiar la podredumbre” que nos atrasa para poder escoger mejores autoridades en los comicios de octubre. Es una tarea conjunta en la que tendremos que descubrir a los encubiertos. Los medios de comunicación tenemos un importante rol que cumplir.
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