Ariel Segal,Opina.21
arielsegal@hotmail.com
Luego de unas semanas de negociación, delegaciones de Irán y de 6 países liderados por Estados Unidos negociaron en Ginebra un acuerdo que permitirá a la nación persa desarrollar energía nuclear bajo supervisión internacional, impidiendo que pueda elaborar armas atómicas. La mayoría de los gobiernos del Medio Oriente (Israel, Arabia Saudita, Jordana, Turquía y los pequeños emiratos del Golfo Pérsico), han calificado como dócil y errada la postura norteamericana, en lo que podría significar un cambio de política de ese país luego de años de sanciones económicas contra el régimen de Teherán.
El giro de política de la dupla Obama-Kerry hacia Irán implica que, o bien ya se ha confirmado que Irán tiene armamentos nucleares o que ya es, prácticamente, irreversible que los posean, y por lo tanto, más bien busquen un acomodo para poner paños frios en conflictos inconvenientes para ambas naciones como el de Siria, agravado por el involucramiento del régimen iraní y su aliado Hezbola desde El Líbano; y el deterioro de la situación de Irak, ahora que la sunita radical Al Qaeda lucha contra grupos chiítas apoyados por Irán.
Los analistas que especulan sobre este giro de relaciones EEUU-Irán se basan también en la reacción de congresistas republicanos y demócratas que ya acusan a Obama de “capitulación” en el tema nuclear persa, mientras que otros la comparan con la acción visionaria de Nixon y Kissinger de 1971 cuando el secretario de estado visitó secretamente a China preparando el terreno para plenas relaciones entre ambas naciones.
¿Es Kerry el Kissinger de Obama en esta historia? En todo caso, podríamos jugar con su nombre (Kissing: besando), para preguntarnos, metafóricamente, si Kerry y Obama han dado un beso de la muerte o de la paz a Irán.
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