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Opinión

“En un país de precarias instituciones, un gobierno impopular es un blanco permanente de buscadores de rentas y de facciones radicales”.

La última encuesta preparada por Datum para Perú21 muestra una caída en la popularidad del presidente Kuczynski de 4 puntos para situarse en 34%, la aprobación más baja en lo que va de su gestión. La desaprobación, indicador poco utilizado pero tal vez más importante en un país de instituciones precarias, sube hasta el 62% (de un 44% en mayo, hace tan solo 3 meses).

Como alertamos en abril, el hipo provocado por el fenómeno El Niño en la aprobación presidencial (que aumentó 10 puntos en un mes) debía ser aprovechado por el gobierno para relanzar su gestión luego de los 6 meses de caída constante. Señalamos una serie de ideas, la gran mayoría decisiones que no implicaban recursos sino audacia y voluntad de cambio. Lejos de articular acciones positivas, en los siguientes meses el gobierno pasó de un problema a otro, y peor aún: con la mirada desorientada.

A nadie puede alegrar esta tendencia. Tampoco debemos señalar a opositores o poderes fácticos. Si alguien debe asumir las culpas de esto, es el propio gobierno. Nadie los encaminó a manejar el caso Thorne de esa manera, ni a tropezarse una y otra vez con el proyecto Chinchero, menos aún a percibirse ausente en el norte, o a desentenderse de la lucha contra la corrupción.

Dos observaciones. La primera, aunque suene trillado, el cambio puede empezar hoy; todo depende de si se entiende el problema y existe la decisión de cambiar. La segunda, si el gobierno cree que este es el piso, están –lamentablemente– muy equivocados. En un país de precarias instituciones, un gobierno impopular es un blanco permanente de buscadores de rentas y de facciones radicales. Por otro lado, ningún partido político querrá apoyar a un gobierno impopular, por obvias razones.

Es muy penosa la situación; este quinquenio pudo ser un shock de esperanza en los peruanos luego de los cinco años humalistas, cargados de enfrentamientos y con intereses subalternos por encima del bienestar y desarrollo del país. Ojalá reaccionen, y pronto.


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